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En lugar de los cánticos incansables de los seguidores del Legia, un silencio casi absoluto. Se escuchan los toques del balón y el silbato del árbitro tiene eco. Igual que algún grito de los 500 aficionados que tuvieron la posibilidad de entrar al estadio, aquellos que tenían en su poder una de las entradas vip que sí tenían permitido el acceso por parte de la UEFA. Lo demás, silencio y las órdenes de los entrenadores que se escuchaban perfectamente. Fuera, tranquilidad también, porque los hinchas del Legia no quedaron en ningún lugar cercano para hacerse escuchar.
El castigo impidió que la mayoría pudiera presenciar en vivo un resultado histórico. Un empate inesperado hasta para los propios futbolistas polacos y también para Zidane. «Ha sido un día un poco raro, nos faltó de todo, especialmente intensidad cuando nos adelantamos en el marcador. Esto no nos cambia nada, vamos a seguir intentando ser primeros», decía el técnico.
Un partido extraño por jugarse sin público a lo que se unió también el desarrollo de juego. «Es una lástima dejarnos dos puntos, pero tenemos que aprender», decía Lucas Vázquez nada más terminar un encuentro que estuvo a punto de sentenciar con un remate que se estrelló en el travesaño. Los blancos se complican el primer puesto del grupo. La clasificación parece asegurada.
Source: Deportes