La otra cantera del Barça

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En la plantilla del Sevilla que ganó la última final de la Copa del Rey, en 2010 al Atlético en el Camp Nou, estaba un tal Adriano. No pudo disputar ese partido por lesión. Pocas semanas después se hacía oficial que el brasileño fichaba por el Barcelona a cambio de 9,5 millones, cuando al club andaluz le había costado 2,1. Sólo fue el antepenúltimo capítulo de una historia repetida los años recientes. Desde hace tiempo, el Sevilla compra barato, rentabiliza al jugador en el césped, lo revaloriza y después lo vende por mucho más de lo que pagó por él. Así se sostiene la economía del club, pero aparte obtienen resultados deportivos, como demuestran las dos Copas del Rey, una Supercopa de España, una de Europa y cinco Ligas Europa conquistadas en los últimos diez años. En la primera de estas últimas, conseguida en 2006, una de las figuras era un lateral derecho, Dani Alves. Él es el paradigma de lo que hace el Sevilla: lo contrató en 2003 por 550.000 euros y después, ya convertido en estrella, se lo vendió al Barça por 33,5 millones. Todos salen ganando porque el club azulgrana también fichó a un futbolista de relieve, que sigue sobreviviendo como titular en el Camp Nou pese a sus 33 años.

Para que todo este engranaje funcione ha sido decisivo el ojo de Monchi, el director deportivo, para contratar a los futbolistas con proyección antes de que exploten. El Barcelona ha sido uno de los mejores «clientes» del Sevilla. Alves y Keita fueron los primeros, en 2008, y después les siguieron Adriano (2010), Rakitic (2014) y Aleix Vidal (2015). En total, el club catalán ha pagado 92 millones de euros por jugadores que al Sevilla le costaron 12,15. En algún caso como el de Keita el futbolista ni siquiera vivió un periodo largo en el Pizjuán. En un año fue vendido. El Sevilla ingresó por él 10 «kilos» más de lo que pagó. Es el único de los cinco traspasos recientes que no sigue en el Barça, con quien llegó a ganar, entre otros títulos, tres Ligas y dos Champions.

Otras veces sí ha habido un arraigo del jugador con la capital andaluza. La mujer de Rakitic es sevillana y él, nacido en Suiza y que forma parte de la selección croata, tiene incluso un poco de acento cuando habla en castellano. De hecho, en el vestuario de su actual club le llaman el «sevillano». «Parte de mi corazón está en el otro lado, pero pelearé al máximo para conseguir el título», dijo ayer el centrocampista rubio. «Llevo al Sevilla conmigo; el miércoles celebré la “Europa League” con mi gente, pero quiero ganar la Copa. Si marco bajaré la cabeza con todo el respeto al club, afición y ciudad. No lo voy a celebrar», continuó. Si marca, seguro que le espera una bronca de su suegra, sevillista hasta la médula y que ya le tiraba de las orejas cada vez que fallaba un penalti o hacía un mal partido con el equipo hispalense. Rakitic caló rápido en el Barcelona. Es titular indiscutible, el motor del equipo y el escudero de Leo Messi.

Aleix Vidal ha sido el último en llegar. Fue el pasado verano, pero no pudo debutar hasta enero por la sanción que tenía que cumplir el Barça por la contratación ilegal de menores. Comenzó con fuerza, se le veía con opciones de pelear el sitio a Alves en el lateral derecho, pero misteriosamente dejó de contar para Luis Enrique. También pasó sólo una temporada como sevillista, procedente del Almería. Multiplicó su precio de tres millones a 17. El intercambio también ha sido recíproco, pero de diferente manera. Deulofeu, sin mucho éxito, y Denis Suárez, que hizo una gran campaña 2014/15, fueron cedidos por el Barcelona a la entidad andaluza. La historia puede continuar el próximo verano, ya que Gameiro es uno de los futbolistas que figura como posible refuerzo del Barcelona para el curso próximo.

El Barça no ha sido el único club interesado en fichar a los jugadores del Sevilla. El Arsenal contrató a Reyes; el Real Madrid, a Ramos y Baptista; la Juve, a Poulsen; el Manchester City, a Negredo y Navas; el Liverpool, a Alberto Moreno; el Milan, a Bacca… Uno de los que permaneció en la entidad fue Kanouté, que ya llegó como un atacante experimentado, pero allí dio sus mejores años. El Barcelona mostró varias veces su interés en él, pero se quedó en el Pizjuán para ser protagonista del comienzo de todos los éxitos recientes. Allí es un ídolo. «Es de locura. El Sevilla ha entrado en una dinámica positiva y todo el sevillismo siente que puede lograrlo todo. Este vestuario ha cambiado su ambición», analiza el jugador malí.

Source: Deportes

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