Piqué tendrá su "sinfonía" de silbidos

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El segundo apellido de Gerard Piqué es Bernabéu. Menuda casualidad para un barcelonista de cuna que hoy pisa terreno enemigo. Será la sexta vez en Liga que el defensa comparece en el estadio del Madrid, donde nunca se le ha querido mucho, y en esta ocasión menos aún. Ganó tres, empató uno y perdió dos. Su debut fue en 2009, el día del 2-6, en el que además marcó y mostró la camiseta a todo el estadio. A partir de ahí su declarado antimadridismo ha ido en aumento, sobre todo en los últimos tiempos. Desde el verano pasado se le acumulan los incidentes y las declaraciones contra el eterno rival. En la celebración del «triplete» se acordó de Kevin Roldán y la fiesta de cumpleaños que celebró Cristiano Ronaldo la misma noche que había perdido 4-0 con el Atlético. A día de hoy y pese al revuelo que se montó, insiste en que fue una broma divertida, que «quedará para siempre». «Mientras haya respeto y no se insulte a nadie no hay nada malo en meter pequeñas puyas al rival. El público del Bernabéu es muy respetuoso, nunca ha pasado nada extraño», opinó hace poco el central en una entrevista en Movistar +. Sus puyas no han sido pocas recientemente: «Soy culé de toda la vida y que me piten en el Bernabéu para mí es una sinfonía», admitió en su última comparecencia de prensa. «Yo soy así y no cambiaré: quiero que el Madrid pierda siempre», añadió el mismo día. Antes, cuando ganaron la Supercopa, sonado fue su: «Vamos a celebrarlo, que se jodan los del Madrid».

A Piqué le gusta ese protagonismo, le «pone cachondo», como dijo hace poco, pero lo que sucede con él se ha repetido muchas veces en la historia de los clásicos. En el Bernabéu, el «3» azulgrana toma el relevo de Stoichkov o el del Luis Enrique jugador, que no el entrenador. «Viviré el partido como un iceberg, supercalmado y tranquilísimo», afirmó el ahora técnico azulgrana. En el Camp Nou, el enemigo público número uno más reciente fue Mourinho, y el más sonado, Figo con el que se pasó el límite de la rivalidad deportiva con el lanzamiento de un cochinillo o de una botella de güisqui al césped. «Lo que no se puede plantear es que vayamos al Bernabéu y no nos silben y viceversa. A algunos les pitarán más y a otros menos, pero yo no veo nada feo en este tipo de recibimientos, siempre que no se roce la violencia física ni verbal», dijo ayer Luis Enrique. Amén.

Source: Fútbol

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