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Todo consiste en creer, en tener fe. En que la tengan los jugadores, el club y los aficionados. Cuentan los clásicos que en las históricas remontadas, Camacho iba día tras día detrás de los compañeros a convencerles de que todo era posible en el partido de vuelta. El equipo protagonizaba un horroroso encuentro fuera de casa y después corregía ese fiasco con la magia del Bernabéu. Era capaz de cualquier imposible. Esa memoria permanece en el estadio madridista y ahí se agarran los aficionados, los jugadores y el club. Añaden, además, la convicción del que el Real Madrid es superior al Wolfsburgo y que lo del miércoles fue una mala noche, como casi siempre se tiene en «Champions». Pero que es recuperable. Y ésa es una muy buena noticia.
Camacho era el instigador de todo. Todos los días repetía «¡Vamos a ganar! ¡Vamos a ganar!». Lo hacía en el vestuario, antes de los partidos, después, perseguía a los compañeros, iba uno a uno, convenciéndoles. No es la misma época, pero ayer en Valdebebas, el Real Madrid comenzó a preparar el partido de vuelta de la próxima semana. Zidane habló con los suyos y les convenció de que en el choque del próximo martes tiene el Madrid la bala decisiva, pero lo principal de su discurso fue que el primer paso para ser ganadores es conquistar al público del Santiago Bernabéu para tenerlo a su lado el día decisivo. Que el aficionado del estadio madridista crea, pero que lo haga con motivos. El Bernabéu tiene que ser el primero que asuste a los alemanes, que les haga dudar de que su ventaja es suficiente o de que el Madrid va a presentar la misma cara dudosa
Todo eso pasa por el partido del sábado contra el Eibar. Es verdad que casi parece un incordio para los blancos, pero se lo han tomado como un modo de medirse y de recuperar el apoyo de una afición que no sabe qué pensar de su equipo. Gana en el Camp Nou y después se deja avasallar por el Wolfsburgo y no muestra carácter contra la adversidad. En vez de acabar atacando, se conforma con no recibir otro gol. Los jugadores necesitan la comunión con la grada y mañana es el día para lograrlo.
En Valdebebas, ayer por la tarde, se vivió un entrenamiento de recuperación, en el que los titulares se ejercitaron en el interior de las instalaciones y después se pusieron en las manos de los fisios. Allí hablaron de lo que les espera y de lo que sucedió el miércoles en Alemania. Había más incredulidad que otra cosa, no se explicaban cómo se les podía haber escapado el partido y, además, de ese modo. También se habló del colegiado y no para bien, precisamente. Jesé, después del encuentro calificó su actuación de lamentable y ayer los jugadores del Real Madrid seguían pensando que la actuación arbitral fue demasiado influyente y lo fue en contra de los intereses blancos.
Source: Deportes