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«Hemos estado muy fuertes atrás. Estoy muy orgulloso de este equipo», decía Antoine Griezmann después del encuentro. El francés marcó dos goles y ya lleva 29 esta temporada entre todas las competiciones, pero no quiere el protagonismo en exclusiva, a pesar de que por fin había conseguido marcar al Barcelona con la camiseta del Atlético. Quizá a detalles como ése se refería Simeone cuando se puso filosófico en la sala de prensa: «No es sólo una clasificación para semifinales. Me quedo con los valores. Cada vez hay menos en la sociedad, pero en el club hay todo un grupo de gente que están encolumnados sobre una línea. Nos hacemos fuertes con nuestras herramientas. Creemos en los valores que tiene la vida y los podemos volcar en el juego». «Estamos orgullosos de poder transmitir a un grupo de personas y a un ambiente algo que va más allá del fútbol. Orgulloso de haber encontrado un grupo de pibes fantástico, que respondan a lo que sufres en la vida, que aprendan a levantarse, a competir», añadía.
Un ejemplo para el Cholo es Godín. El uruguayo no distingue a los amigos en el campo, como pudo comprobar su compatriota Luis Suárez. Tampoco el «9» de la selección celeste los distingue. Godín terminó con un ojo morado después de un codazo del delantero azulgrana en un salto. Fueron muchos los momentos de tensión que vivieron juntos sobre el terreno de juego.
Pero ninguno tanto como la última «bronca» sobre el césped. Los jugadores barcelonistas reclamaron una mano de Gabi ya con el tiempo casi cumplido. «No sé si es dentro», decía el capitán rojiblanco tras el encuentro, aunque reconocía que había existido la mano. «Sí. Ha sido mano. Los árbitros unas veces te dan y otras te quitan», aseguraba.
El Atlético siguió creyendo después de la expulsión de Torres en el Camp Nou. Al Barcelona ya no le quedaba tiempo para seguir creyendo cuando el árbitro no vio la mano del capitán rojiblanco. «Nunca dejes de creer es algo que está inmerso en la personalidad del club. El partido lo llevamos a lo que quisimos nosotros en el primer tiempo, igual que hicimos en Barcelona. En las segundas partes estuvo más cercano a lo que quiso el Barcelona», explicaba Simeone.
En ese tránsito entre el primer y el segundo tiempo, Simeone intentó que el equipo se mantuviera firme. «Tienen grandes valores como personas y como grupo. Transmítanlos», les dijo a sus chicos. No funcionó y el Barcelona se pareció un poco más a sí mismo.
«Nos hicimos fuertes con la gente, con los jugadores con el trabajo físico, con todo lo que reúne a un partido de fútbol. Es lindo verlo desde el lugar que me toca, disfrutando de estos momentos que seguramente no vuelven», asegura Simeone, que ha llevado al Atlético a dos semifinales de la Liga de Campeones en las tres últimas temporadas.
Source: Deportes