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En los 16 años de historia del torneo de Madrid Manolo Santana, su director, recuerda varios momentos culminantes, pero hay uno por encima de todos: la semifinal de 2009 entre Nadal y Djokovic. Fueron tres sets que se prolongaron durante 4 horas y 15 minutos. Rafa salvó tres bolas de partido y ganó un duelo que todos los que estuvieron en la central de la Caja Mágica no han olvidado. Hoy volverá a repetirse el capítulo que más veces se ha disputado en la Era Open. Será el número 50 (ver cifras) de una serie que se remonta a 2006 en los cuartos de Roland Garros. Aquella fue la primera victoria de Rafa, la última también llegó en París. Fue en la final de 2014. Desde entonces –siete partidos más– siempre ganó «Nole».
Nadal no quiere mirar más allá o extraer conclusiones de lo que pase hoy. «No cambia nada. Es un partido para competir por una final, es para lo que vale. No tiene un significado más trascendente ni que afecte nada para el futuro. Es uno más, bonito de jugar y ganándolo me permitiría seguir optando a ganar otro título en tierra. Aunque pierda, mi temporada de tierra será fantástica», afirma, pero… es inevitable mirar a París. Restan dos semanas y allí «Nole» defiende el título y Rafa busca el Décimo.
Los dos han ido de menos a más en Madrid. El mal día ante Fognini ya ha quedado olvidado para el español después de los contundentes ejercicios ante Kyrgios y Goffin. Djokovic llegó rodeado de dudas y sus partidos anuncian que está de vuelta. Por eso Rafa niega que el serbio esté ahora en un momento bajo. ««El 90 por ciento de los jugadores soñaría con su bajón. Su bajón supone ser campeón en Montreal, semifinalista en Cincinnati, jugar una final en el Abierto de Estados Unidos, hacer semifinales en Shanghai o final en Londres. Ganar casi todos los partidos es lo anormal», dice.
Y en un ejercicio de tenis-ficción cuesta no especular con los números que hubieran alcanzado si no llegan a coincidir en el tiempo. «Cuando tienes enfrente a gente tan buena te exiges más. Pero creo que nos hemos hecho daño el uno al otro en nuestras carreras porque nos hemos quitado títulos importantes. Pero l os enfrentamientos entre Djokovic y yo o Federer y yo o Federer y Djokovic, entre los tres, se han repetido mucho y eso ha creado afición».
Djokovic alcanzó la semifinal sin sudar. La muñeca de Nishikori obligó a renunciar al japonés para no poner en peligro Roland Garros. El partido de Nadal fue otro de esos días serios tan suyos. Goffin es el segundo jugador en número de partidos ganados este año, sólo por detrás de Rafa. El belga demostró que puede ser un enemigo de cuidado para todos en París. Salvó seis bolas de «break» en el primer set y llevó al español hasta el «tie-break». En el segundo «hubo puntos que no sabes cómo entran en la pista», afirmó Nadal. Se refirió al séptimo juego. Fue una locura y el «break» que acabó con el belga después de casi dos horas.
«Las semifinales son seguir en buena línea», dice Rafa. La de hoy podría no ser la última antes de París. El sorteo de Roma apunta a otra más la próxima semana en el Foro Itálico.
Source: Deportes