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Las primeras imágenes de Lopetegui las captó el fotógrafo de «Marca» cuando el ya ex seleccionador se abrazaba y se despedía de los jugadores en la concentración de Krasnodar antes de emprender su regreso a España, donde esta tarde podría ser presentado por el Real Madrid, según anunció José Ramón de la Morena en «Onda Cero». Y sus primeras palabras las pronunció Julen en el aeropuerto de la localidad rusa. «Estoy muy triste, pero deseando que juguemos un magnífico Mundial y ganemos», acertó a decir el técnico vasco con rostro serio y sus clásicas gafas oscuras que no dejaban ver la tristeza de sus ojos. Y ante la insistencia de los periodistas que le rodeaban volvió a insistir con su mensaje en términos parecidos. «Tenemos un equipo magnífico y ojalá ganemos el Mundial». Dos frases en el día más triste de su carrera deportiva.
Palabras menores. Las mayores quedan para cuando comparezca ante los medios en Madrid. Tendrá que defenderse de las acusaciones de ser un traidor, pero seguro que si es presentado por el Real Madrid. Lopetegui tratará de pasar de puntillas por lo acontecido en los dos días frenéticos en Krasnodar. El martes y el miércoles negro en la historia de un seleccionador que se marcha invicto después de veinte partidos, que insistirá en sus deseos de que España gane el Mundial y que pensará más en blanco que en rojo, arropado por los dirigentes del Real Madrid –tiene todo el apoyo y el respaldo del director general, José Ángel Sánchez– y de su hombre de confianza Carlos Bucero, profesional contrastado de Gestifute, la empresa del todopoderoso Jorge Mendes.
La reunión que Lopetegui mantuvo con Rubiales en donde el presidente de la Federación le anunció su destitución fue tensa, muy tensa. Hubo reproches mutuos y el mandatario federativo, herido en su amor propio, le recordó: «Te renové dos años más, aunque sabía que no me habías votado». Es cierto que Julen era y es un hombre del pasado federativo. Llegó de la mano de Hierro en la etapa de Ángel Villar –al que no dudó en defender públicamente cuando el expresidente fue detenido– y estaba más cerca de su paisano Juan Luis Larrea, con el que muchas veces hablaba en euskera en las concentraciones de la Selección. Sin embargo, de cara al exterior, la relación con Rubiales era cordial y profesional hasta el anuncio de su fichaje por el Real Madrid.
Julen no esperaba un palo tan duro. Tampoco quería que su fichaje por el Madrid traspasase las paredes de la Selección. Y, en un principio, no pensaba que el anuncio de su contratación se iba a hacer tan pronto. Se precipitaron los acontecimientos, apareció Rubiales, que estaba en Moscú en las reuniones de la FIFA, hecho un basilisco y el terremoto asoló Krasnodar. El presidente consultó con su gente de confianza y se levantó ayer convencido de que lo mejor era fulminar a Lopetegui.
Julen no esperaba el golpe, pero desde la noche del martes se temió lo peor porque los acontecimientos se precipitaban y así fue. Ya está en España con sus hombres de confianza Pablo Sanz y Óscar Caro para emprender una nueva singladura profesional. Le toca explicarse.
Source: Deportes