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Antes del partido, como una tradición recién creada, algunos aficionados del Atlético pasan por la placa de Hugo Sánchez junto a la fachada del estadio y la utilizan como basura, sin complejos y sin problemas. La rodean, tiran la cerveza y las latas vacías. Les duele mucho que hace ya muchos años el mexicano abandonase su equipo para irse al Real Madrid. Les duele que todos los goles que hacía de rojiblanco los hiciese después de blanco y los celebrase con su famosa voltereta. Porque lo que duele, lo que gana, lo que da títulos, lo que es fundamental en el fútbol son los goles. Justo lo que ahora le falta al equipo de Zidane. «Jugamos muy bien, nos falta el gol, pero llegará, como el año pasado, como hace dos meses y nada más, hay que estar positivo», explicaba el entrenador francés. Esa famosa pegada que tantos resultados le ha dado en otros tiempos, pero que se ha desvanecido estos meses y ahora al Madrid le cuesta un mundo lo que antes hacía con una facilidad escandalosa. No hay goles, no hay puntos.
Después del partido contra Las Palmas, el entrenador francés reconoció que era un alivio poder entrenar durante dos semanas seguidas con Ronaldo y Benzema. Que iban a seguir trabajando duro para encontrar el gol. Pero no llega. Benzema se marchó del partido sin hacer un remate. Ronaldo hizo siete, pero sin éxito. Y el Madrid, que sumaba partidos y partidos marcando goles e igualó el récord que tenía el Santos de Pelé, se ha quedado seco y no encuentra la manera de llegar a la portería contraria. «Creo que nos ha faltado el gol», continuaba Zidane, «no tengo que reprochar nada a mis jugadores, el camino es el bueno».
Sucede que los los delanteros no se sienten cómodos y los mejores de los partidos terminan siendo los centrocampistas. Y el Madrid juega bien a ratos, combina por la izquierda cuando por ahí aparece Isco o se sube al coche que conduce el motor de Modric e intensifica su ritmo por momentos. Pero no consigue poner a prueba a los porteros como hacía otras veces. «Tenemos a ansiedad del gol y nosotros que somos un equipo que hace muchas ocasiones, no podemos estar contentos, pero tampoco desanimados. Hicimos un gran partido y esto cambiará», continuaba el entrenador francés, que mostró su cara más positiva. «Sólo nos faltado el gol, el juegao ha estado bien y varios jugadores han mejorado su nivel».
Pero Benzema, por ejemplo, se marchó del partido mediada la segunda mitad, después de hacer un encuentro muy de centrocampista, bajando a ayudar y apareciendo por cualquier zona del ataque, pero su producción dentro del área fue escasa. Tampoco tuvo suerte Cristiano Ronaldo, que lo intentó con su desesperación habitual y con la (mala) suerte de estos últimos tiempos. La más clara sucedió en la segunda mitad, cuando Modric le puso un balón entre los centrales. Se le quedó un poco corto a Cristiano, que se vio apurado y remató rápido, con la puntera, pero fuera.
Y fue con el acoso del Madrid al final del encuentro, con la necesidad de ganar el partido para que la distancia con el Barcelona no aumentase, tuvo otra jugada en el lateral del área, tras un pase de Marcelo, pero tardó en controlar el jugador portugués y su remate fue rechazado por la defensa.
Se volcó el Madrid, ya todos al ataque, con el Atlético achicando y Asensio en vez de Benzema, era un equipo que merodeaba todo el rato la portería rival, pero sin encontrarla, sin que llegase el gol que decidiese el partido y permitiese más motivos para la esperanza. Sucedió lo que ha sucedido tantas veces esta temporada, el gol estuvo a un pelo, a un centímetro, a una pizca de suerte.. Tan cerca, tan lejos.
Source: Deportes