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«Poco podíamos hacer en los goles», decía ayer Abelardo, con mucha calma, resignado a lo que sucedió en la primera parte. «En el primero Bale es un excelente rematador, no le puede parar el defensa». No describió el resto, pero el entrenador del Sporting podía haber seguido contando que en el segundo Bale es el que roba la pelota y que en el tercero, centra desde la banda tras una gran carrera. El galés impulsó al Madrid, como ya había hecho contra el Deportivo y como también había intentado hacer en partidos anteriores, aunque con menos suerte. Bale estaba espléndido, divirtiéndose y encontrando al fin el punto de unión con la afición del Bernabéu, lo que no es nada fácil. Que le explique Zidane lo complicado que es. Pero de repente, ayer, se paró. Y después se tiró al suelo.
Ronaldo fue el primero en acercarse. Bale se tocaba el gemelo de la pierna izquierda: «Es lo más complicado que lo de Benzema porque es el sóleo derecho. Veremos la resonancia. Esperemos que sea poco», explicaba Zidane después del encuentro. Hoy le hacen la resonancia al futbolista. Tras lesionarse contra el Shakthar a principio de temporada y después, volver a caer nada más recuperarse, regresó en noviembre y desde entonces se vio a un futbolista descansado, seguro de su fútbol y con personalidad para tirar del equipo. El Bernabéu creyó en él. Pero ayer volvió a lesionarse.
Source: Fútbol