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«Es un partido de fútbol, eh», decía ayer Zidane, tan relajado como siempre, sonriente y confiado en que todo va a salir bien. Todo no es el partido de hoy. O no sólo. El Madrid, como el Barcelona, tiene puesto un ojo en el Clásico y otro, quizá el que les importa, en los partidos de cuartos de la «Champions». Con la Liga decidida, los equipos se marcan otros retos. Y más el conjunto de Zidane, que se juega su última bala en Europa y, por ahora, por el rival que le ha tocado, es una bala buena. En el Bernabéu insisten en que es un Clásico, por mucho que esté descafeinado, y como tal, por su valor intrínseco, hay que jugarlo. Por eso y porque del resultado y de la imagen que dé el equipo va a depender el estado de ánimo con el que se van a afrontar las eliminatorias europeas. Para Zidane y los suyos el choque del Camp Nou es una prueba para medir si son capaces de enfrentarse a los grandes. En dos partidos, no han ganado al Atlético y en la primera vuelta, el choque contra el Barcelona acabó en naufragio. Si el Madrid quiere soñar, sin parecer un iluso, que puede conquistar la «Champions» necesita ser convincente contra el Barça. Hay que llenarse de motivos para el optimismo, para mirar al futuro con confianza y que tanto el club como los jugadores y los aficionados crean de verdad que se puede hacer algo grande esta temporada. Los momentos de esperanza han coincidido con rachas de partidos contra rivales menores. Luego, en los choques fuertes, el equipo se desinfló. El encuentro del Camp Nou no vale para la Liga. Es más una cuestión de orgullo y, sobre todo, de autoestima. Pese a ello, Zidane se mostró «contento» de vivir su primer clásico como entrenador. El once parece claro, con Casemiro en el medio y Danilo como lateral derecho. «Voy a disfrutar», dice, y advierte: «Ganar al Madrid no va a ser fácil».
«Es un partido muy difícil para nosotros», opina, en el otro bando, Luis Enrique. El asturiano intenta mantener la prudencia. Casi ni quiere oír hablar del 0-4 de la ida. Ahora es Zidane quien está en el banquillo opuesto. «Claro que hay matices diferentes en el Madrid, pero no los voy a decir», afirmó Luis Enrique. Aquel partido es pasado y el presente es otra historia. «Son sin duda dos de las mejores plantillas del mundo. Otra cosa es que en un torneo de la regularidad estemos a un muy buen nivel y a ellos les haya costado más», insiste el técnico, que cree que si ganan darían «el golpe definitivo» al Madrid como enemigo para la Liga y ya sólo les «quedaría el Atlético».
Antes del duelo un mosaico homenajeará a Cruyff y los jugadores del Barça llevarán en la camiseta un «Grácies, Johan». «La mejor forma de homenajearlo sería ganar con buen juego», piensa Luis Enrique. Será su primer cara a cara con «Zizou» en los banquillos. Como jugadores tuvieron varios, incluso se pelearon en uno. «Cosas que pasan en el campo», dice el francés. «Ni me acuerdo», afirma el asturiano.
Source: Deportes