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El deporte a veces deja imágenes inolvidables, ejemplos de superación y entereza. Carla Suárez protagonizó una de ellas, con su entrenador Xavi Budó de cómplice. La jugadora grancanaria estaba enferma, con una gripe que ya empezó a tener en la primera ronda, en la que logró vencer, y que en el segundo partido hacía estragos en su cuerpo. Le costaba respirar entre punto y punto y cada vez que paraba. Sus conversaciones con Budó en algunos de los descanso del encuentro fueron incluso desgarradoras. «No tienes fuerzas y lo sé», le decía Budó. «El público nos va a llevar». «El partido ya lo has ganado, otra no hubiera salido ni a jugar», insistía. Y después, ya en el tercer set, cuando el duelo estaba casi sentenciado (5-2 abajo): «Vamos a intentar sorprender, a ver si sale la magia: un ángulo, un ganador…». Carla empezó a llorar en ese momento: «Lo sé, lo sé», continuaba Budó. Volvió a la pista Manolo Santana la española y ganó otro juego, pero perdió el partido.
Así resumió Carla lo que había sido su día: «He estado todo el día en la cama. Me he levantado media hora para desayunar y me he vuelto a acostar. Me he levantado para comer otra media hora y me he vuelto a dormir. He hecho todo para estar lo mejor posible, pero no he podido». Si jugó fue por «la gente», su «equipo» y su «familia», y la respuesta del público fue espectacular. La animó siempre y la emoción le duraba hasta la conferencia de prensa de después del encuentro. «Quedarme en la habitación no me hubiera servido de nada. Vivimos para esto. La gente compra una entrada para venir a verte. No les quería fallar», prosiguió. «El deporte no es sólo ganar torneos, sino demostrar que te puedes levantar ante las adversidades», concluyó. Fueron casi dos horas de sufrimiento, pero a Carla le queda el orgullo interior de haberlo intentado.
Source: Deportes