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Piqué ha vuelto a hacerlo. Su última polémica, llamar «cono» a Arbeloa, término despectivo con el que algunos aficionados se mofan del jugador madridista. Con sus emoticonos llorando de risa en Twitter tras la alineación indebida de Cheryshev en Cádiz… empezó todo. O, al menos, este último rifirrafe, porque las provocaciones de Piqué hacia el Real Madrid vienen de lejos. El madridismo, ansioso de que sus continuas burlas tengan respuesta, encontró su voz en Arbeloa: «Un día le veré en el club de la Comedia y estará hablando del Madrid; parece obsesionado con nosotros». Todo debería haberse quedado ahí, pero el barcelonés planeó una nueva «Piquetada» tras el empate ante el Dépor: «Arbeloa dice que es amigo mío, pero es sólo un cono-cido».
Poniendo en duda la calidad futbolística de un ex compañero en la Selección, Piqué transgredió un código no escrito entre jugadores que han censurado irónicamente en Twitter tanto Esteban Granero como el tenista Feliciano López. Piqué también cruzó la línea cuando aludió, en la celebración del Triplete, a la vida íntima de Cristiano y su fiesta de cumpleaños: «Gracias a Kevin Roldán… Contigo empezó todo». Lejos de considerar inapropiadas sus palabras, el central subrayó que «lo volvería a hacer una y mil veces más».
La lista interminable
Es difícil enumerar las salidas de tiesto de un futbolista al que, según reconocen incluso algunos culés, le está devorando el personaje. Significativo resulta también que sus compañeros no le hayan votado entre los cuatro capitanes del Barça. Desde su «manita» dirigida al Madrid tras el 5-0 del Camp Nou en 2010 hasta este último ataque, la lista de agravios no ha hecho sino alargarse. Pasando por ese «que se jodan los de Madrid, que nos vean dar la vuelta», tras ganar la Supercopa de Europa, o sus gritos en el Bernabéu de «españolitos, hemos ganado vuestra Liga y vamos a por la Copa de vuestro Rey». El Madrid es su víctima preferida, pero no la única: aún se recuerda su escupitajo por la espalda a Pedro Cortés, delegado de la Selección, en la rúa de celebración del Mundial; su retuit a una información del «Wall Street Journal» sobre una marcha independentista, o su «agresividad verbal y gestual» (según la jueza que le condenó a pagar 10.500 euros) con el agente de la Guardia Urbana de Barcelona al que se enfrentó por estar mal aparcado el coche en el que viajaba. Quizá por todo ello se le pita en todos los campos de España y muchos piden que no vuelva a la Selección. Entre tanto, Del Bosque sigue considerándole «un buen chico».
Source: Deportes