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El Santiago Bernabéu se vistió de gala para presenciar el debut de Zidane como primer entrenador blanco. La expectación era la misma que la de las grandes citas europeas. Y no era para menos. Todo el mundo quería ver el estreno del astro francés al frente del equipo. La atmósfera que se vivía en el estadio era muy diferente a la de Rafa Benítez. La ilusión de los aficionados con este nuevo proyecto era máxima y flotaba en el ambiente. El recibimiento a todo el equipo fue muy efusivo. El «nuevo Real Madrid» correspondió con un gran partido ante un buen Dépor.
Compromiso
El público se divirtió con el juego de su equipo. Y dentro del buen tono general de todos los futbolistas hubo uno que brilló con luz propia: Gareth Bale. El sábado hizo un «hat trick» y suma ya 12 goles, a sólo tres de Neymar y Suárez. Pero el galés no sólo marcó tres tantos maravillosos, dos de ellos de cabeza y otro con un toque sublime a pase de Cristiano, además se le vio muy implicado en el juego de conjunto, como viene haciendo, por cierto, en los últimos partidos. Ante los gallegos dio una lección de compromiso y entrega no sólo por sus tantos sino por lo que aportó en ataque y por su gran sacrificio en tareas defensivas.
Futuro Balón de Oro
No fue de extrañar que el estadio se rindiera a sus pies. Tremenda ovación de la afición cuando Zizou cambió al «expreso de Cardiff» reconociendo su gran trabajo en una noche mágica del fantástico jugador de Gales. Ahora estamos viendo al verdadero Gareth, que comenzó 2016 de forma magnífica. Su toma de decisiones es la adecuada y por supuesto que tiene madera de líder. Yo creo que en sus piernas hay un futuro Balón de Oro. Y debe ser un jugador decisivo en los esquemas de este ilusionante Real Madrid de Zidane. Apuesten por Bale. Es una apuesta segura.
Source: Deportes