Zidane, «Míster Champions»

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De La Roda a Cardiff en un año y cinco meses. Así de apasionante ha sido el viaje de Zidane en la élite de los banquillos desde aquel 3 de enero de 2016 en el que el filial empató en Albacete, el Real Madrid, en Valencia, y el presidente llamó a Zizou para ofrecerle la dirección del primer equipo. Un puesto para el que es difícil sentirse suficientemente preparado incluso si has sido uno de los mejores futbolistas de la historia, pero en el que el francés parece llevar toda la vida. Ha reconocido en varias ocasiones que donde sufrió de verdad fue en su presentación, al tener que dar su primer discurso. Después, se ha dedicado a disfrutar y a ponerle una sonrisa a los buenos y a los malos momentos. «Siempre he destacado la labor del míster. Fue jugador, sabe entender el vestuario y eso le facilita manejar todo, que es complicado», confiesa Ramos, el capitán y la voz más autorizada de la plantilla. Los futbolistas matan por su técnico, al que consideran uno más de ellos, por encima de que esté al mando. «Es de quitarse el sombrero por tener a todos motivados, es la clave del éxito. Estamos encantados con Zidane», insiste Ramos.

Zizou ha generado un clima en el que todos se sienten cómodos y ha conseguido un vestuario más unido que nunca, algo que se nota en cada celebración. Son una piña, tanto los que juegan mucho como los que tienen que esperar sus oportunidades. Con el gol de Marcelo al Valencia, Isco y Morata, dos miembros de la versión alternativa, fueron los primeros en saltar al campo para abrazar al brasileño. Ese gol era tan del lateral como de los que ese día no iban a participar. Zidane ha conseguido un vestuario sin grietas que cree ciegamente en él. Cuando llegó todo eran dudas, porque Benítez era más brillante en la pizarra que en la relación con sus futbolistas. Su sustituto era un poco todo lo contrario, un técnico joven y cercano, que ya había mostrado su capacidad para motivar como ayudante de Ancelotti. Entonces se acercó más a los delanteros y consiguió el mejor rendimiento de Benzema y Jesé, que siempre tiene buenas palabras para Zizou al recordar aquellos tiempos. «Estar en dos finales consecutivas es para felicitar a los jugadores», lanzó «ZZ» en la sala de prensa del Calderón, dando todo el mérito a sus chicos. Es imposible encontrar una declaración en contra de alguno de ellos, ni siquiera en los momentos en los que más caliente estuvo la relación con James.

Antes de un partido con el Villarreal, Zidane tuvo que escuchar cómo su colega Marcelino decía que a él «no le gustaban los entrenadores que eran amigos de los jugadores». Zizou es el primero que es consciente de que le queda mucho por aprender desde el punto de vista táctico, pero ya cuenta con algunas victorias ante entrenadores de mucho prestigio. Dudó el galo en definir la ida de semifinales ante el Atlético en el Bernabéu como su partido más redondo, aunque sí reconocía que había sido muy bueno el planteamiento, primero con Isco por el centro y después con Asensio y Lucas Vázquez abriendo el juego por bandas para golear.

No hay ningún técnico en la historia del Real Madrid que pueda presumir de haber jugado dos finales de Copa de Europa en su primera temporada y media al frente del equipo. José Villalonga y Miguel Muñoz ganaron dos seguidas en los cinco primeros títulos europeos blancos, y el nombre de Zidane puede unirse ahora al de estos dos mitos. También podría convertirse en el primer entrenador que repite título de forma consecutiva desde que el torneo se juega con el formato de Liga de Campeones. El Manchester United es el único que ha llegado dos veces seguidas a la final, pero el Barcelona de Guardiola y Messi evitó que los de Sir Alex Ferguson repitieran éxito.

Ahora es el Real Madrid el que está cerca de conseguirlo, confirmando que la Champions es su torneo, el trofeo que más dentro de su ADN lleva un club en el que el éxito se mide en Copas de Europa. Los blancos tienen una conexión muy especial con esta competición, a pesar de que, como en todas las relaciones, ha habido algún momento de frialdad. Suman siete semifinales consecutivas y tres finales en los últimos cuatro años, pero no está tan lejos la época en la que parecía imposible pasar de octavos de final. Fueron seis temporadas consecutivas viviendo con esa maldición, que empezó precisamente ante la Juventus y que terminó con la llegada de Mourinho. El portugués transformó la costumbre de caer en la primera eliminatoria en llegar siempre a la penúltima, aunque el título se le resistió en sus tres cursos en el Bernabéu. «Esto es lo normal», dijo tras eliminar al Lyon. Entonces no lo era tanto como ahora, que el Madrid opta a su tercer título en cuatro años. La Liga de Campeones es territorio blanco y Zidane, «Míster Champions».

Source: Deportes

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