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A los futuros amantes del motociclismo, que todavía ni siquiera han nacido, sus mayores les hablarán de aquella famosa carrera de Malasia. Aquel día en el que Rossi fue más humano que mito y le lanzó una patada a Márquez al mismo tiempo que se la daba a su legado, más brillante que el de cualquier otro piloto de la historia. «No es bueno para el motociclismo ni para nosotros», decía Pedrosa, que ganó con mucha autoridad una carrera que se recordará por lo que sucedió en las seis primeras vueltas entre Valentino y Márquez. El italiano abrió la caja de los truenos el jueves en la conferencia de prensa, acusando al vigente campeón de ir en su contra y ayudar a Lorenzo. La tensión fue aumentando y todo estalló en la curva número catorce cuando todavía quedaban algo más de trece giros para el final. Dani y Jorge se fueron por delante y los protagonistas de la jornada se quedaron un poco más atrás luchando por la tercera plaza. Quince adelantamientos hubo entre ambos hasta que Rossi decidió abrir de forma innecesaria su trazada para obstaculizar a Márquez y «que se fuera largo», según sus propias palabras. «Vale» le puso la moto en medio, Márquez no se arrugó, lanzó la suya hacia él y llegó el contacto. Entonces el italiano soltó una patada que quizá no fue la única causa de la caída del español, pero sí se convirtió en la imagen más fea que se ha visto de «Il dottore» desde que es profesional. «No era mi intención derribarlo, sólo quería darle una advertencia. Quería apartarlo y después escapar. Nos hemos tocado, pero no es verdad que le haya dado una patada. Él me ha tocado en la pierna y he perdido el apoyo del pie. Me hizo perder mucho tiempo y ha intentado todas las veces dejarme fuera», se defendía Rossi después de faltar a la conferencia de prensa del podio y reunirse con su «enemigo» en las oficinas de los jueces.
Todo el mundo vio la pierna volar y a Márquez caer al suelo y quedar fuera de carrera. Los dos habían peleado al límite hasta ese momento, en el que el motociclismo se quedó mudo y con una sensación de tristeza, porque lo que vendría después iba a emborronar cualquier desenlace que se produzca en Valencia. «Veré si voy», dijo el de Yamaha, que no faltará a una cita a la que llega con siete puntos de ventaja, pero que empezará desde el último lugar de la parrilla. Ésta fue la sanción impuesta por dirección de carrera y ratificada por los tres comisarios de la Federación Internacional tras la apelación.
No se castigó la patada, sólo su conducción irresponsable al haber sacado al rival de la trazada. Tres puntos en el carné, que unido al que tenía le obligan a empezar desde la cola en la siguiente carrera. «Por respeto no voy a comentar lo que me ha dicho dentro Valentino», admitía Márquez, convencido de que no había hecho nada ilegal y defraudado con lo sucedido. «La batalla ya no puede ir más lejos, después de que un piloto te tire de una patada, no se puede ir más allá. Esto en fútbol es tarjeta roja, pero el que se quedó fuera, afortunadamente bien físicamente, fui yo», reclamaba Márquez, siempre duro en el cuerpo a cuerpo, pero ayer inocente a ojos de los comisarios.
«No he dado una buena imagen», convenía Valentino, que está seguro de que Márquez, desde la caída de Argentina, se ha empeñado en hacerle la vida imposible y en ayudar a Jorge. «Él ha conseguido su objetivo, su plan, que era hacerme perder el título», insistía Rossi, que ni está descartado para ser campeón ni le salió bien el atajo que quiso tomar en Sepang. Acudirá a Valencia con siete puntos de ventaja, uno menos que cuando lo perdió en 2006 frente a Hayden, y depende de sí mismo. «En tres vueltas estará cuarto», pronosticaba Marc, aunque el implicado no lo ve así. Se le ha puesto un poco más difícil, pero él sabe que su décima corona es más que posible. Lorenzo tendría que ser segundo o mejor para ser campeón si el italiano es cuarto y primero en caso de que Rossi alcanzara la tercera plaza.
El balear estaba contento con su segundo puesto y sigue creyendo en sus posibilidades, aunque reconoció estar decepcionado por la sanción impuesta. «Por su nombre y su fama se va sin una penalización mayor. Debería haber sumado lo mismo que Marc, que se va a casa con un cero. Si finalmente es campeón, no lo será de forma justa».
«Todo estaba bien hasta la patada», añadía Pedrosa. «El problema es que el reglamento tiene muchas partes grises, en las que no están claras las sanciones, como sí ocurre en Fórmula Uno. Igual deberíamos cambiar algunas cosas. Valentino es un ejemplo para todos y esto es inadmisible», sentenciaba el vencedor. Eso si es que hubo alguno en Sepang, donde se dio una mala imagen del motociclismo. «Ahora todo es menos bonito, han puesto arena encima de un final histórico», se lamentaba Ángel Nieto, otro mito de las dos ruedas.
Source: Deportes