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Una de las primeras imágenes del documental de Ronaldo es él, de niño, marcando un tanto tras un saque del portero rival que le deja el balón en el área. Es lo que ha hecho todo su vida: marcar goles, y por eso ha rodado la película que se presentó ayer en Londres. «Estoy un poco triste por el partido contra el Sevilla», dijo Cristiano ayer, indudablemente feliz. Rafa Benítez le dio permiso, como a Kroos, para no asistir al entrenamiento del equipo por la mañana y el portugués se marchó a presentar su película en Inglaterra en dos tiempos. En una conferencia de prensa por la mañana: «Pero no quiero mezclarlo con hoy porque es uno de los días más importantes de mi vida. No todos los jugadores tienen la oportunidad de que esta gente les haga una película. Es un momento único en mi vida, estoy feliz y quiero disfrutar», dijo allí; y en una «premier» por la tarde, vestido de pajarita, abrazando a Ferguson, entre otros, sin poder dejar de sonreír, casi eufórico. Un Ronaldo muy distinto del que se ve sobre el césped, que parece a disgusto en muchas ocasiones, sin encontrar portería ni su sitio en el campo.
Fue tras el encuentro del PSG cuando todos sus gestos públicos dieron la impresión de ser un mensaje. Desde la indescifrable charla con Blanc hasta los guiños de simpatía con el dueño del club francés. En Sevilla no se vio a un Cristiano mejor, despegado del juego del equipo y sin un remate claro. Normalmente es él quien termina los encuentros como el futbolista que más veces busca la portería. El domingo, sin embargo, fue Bale quien con 8 remates dejó atrás los 5 del portugués. Cuando a Benítez le preguntaron acerca de qué le sucede al portugués, no respondió y prefirió hablar del equipo en conjunto. El entrenador sabe que cada palabra que diga sobre su estrella va a ser estudiada y repetida mil veces. Lo aprendió en pretemporada y no va a cometer el mismo error.
Los números físicos que maneja el técnico madridista le dicen que físicamente Ronaldo está mejor que otros años y en Liga lleva una media de siete remates por partido, más que cualquier otro futbolista. Pero sus cifras goleadoras han descendido. El año pasado, que empezó estratosférico, llevaba 18 goles en Liga a estas alturas. Los ocho que suma ahora es su peor cifra si no se cuenta el primer año en el que se lesionó y no jugó entre la jornada 6 y la 11. Y están menos repartidos que nunca. Hizo muchos al Espanyol y se ha pasado siete de once partidos sin marcar. Es un Ronaldo distinto, que además juega en una posición extraña a la que no termina de adaptarse. Ha tenido que abandonar la banda y juega mucho más por el centro. Antes ése era su punto de llegada, ahora, casi siempre, es su punto de partida y, o le falta el factor sorpresa o le falta campo para correr. En definitiva, es menos decisivo.
En el Madrid siempre se ha alabado su compromiso profesional tanto en el campo como fuera de él, atendiendo a los compromisos que se le pedían. Ayer, en Inglaterra le preguntaron por el Manchester: «Siento una gran pasión por el United. Lo he dicho muchas veces». Y también le preguntaron por Mou: «¿Volver a trabajar con él? ¿Por qué no? Tengo dos años más de contrato con el Real Madrid, pero el futuro nadie lo sabe».
Source: Deportes