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Del Bosque tomó el camino del vestuario de Las Gaunas mirando al suelo y muy serio. España había goleado a Luxemburgo. La defensora del título estaba clasificada matemáticamente para el torneo que se jugará en Francia, pero la sensación era de todo menos dulce. El seleccionador pensaba en Morata y la amenaza de una posible rotura de peroné que le podría tener cuatro meses parado. «No es para sacar pecho, pero estamos teniendo suerte con las lesiones», había dicho el técnico en la previa en Onda Cero. España había ido escapando a los efectos del virus FIFA, que ayer se ensañó con la Roja con dos buenos sustos.
A la media hora, Morata saltó a por un balón de cabeza y al volver al suelo un rival cayó encima de su pierna derecha. No pudo ponerse en pie otra vez y se fue en camilla con gestos de dolor en su cara y de preocupación en la del doctor. De allí al vestuario y más tarde al hospital, para que las pruebas radiológicas desmintiesen el peor de los escenarios, que se temió durante un buen rato. Al filo de la media noche se descartó la fractura de peroné, la mejor noticia posible para un jugador que es indiscutible en el campeón italiano y parte con ventaja en la carrera por ser el «9» titular en Francia 2016.
Otro que necesitó de radiografías para quedarse un poco más tranquilo fue David Silva. El futbolista del Manchester City duró bastante menos que su compañero en el campo: sólo seis minutos, tras los que tuvo que irse con un esguince de tobillo. Una entrada por detrás de un rival fue la causa. Tanto el canario como Morata fueron víctimas del duro juego luxemburgués y convirtieron el día de la clasificación definitiva en una sucesión de sustos que, afortunadamente, no fueron tan graves como parecían.
Source: Deportes