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«Este gol es como una liberación», exclamó Jackson tras marcar la pasada semana al Astana. «El gol le dará confianza y seguridad», sentenció Simeone, consciente de que la pata psicológica en el mundo del fútbol, para jugadores y entrenadores, es tan importante como la técnica, la táctica y la física. Pues bien, mantuvo el Cholo esa fe ciega en el colombiano, inevitable a la luz de los 35 millones que ha costado, aunque por el camino Fernando Torres se quede como damnificado. Bien es cierto también que ese tanto que abrió la cuenta en el Calderón llegó precedido de un doble fallo monumental de dos zagueros del Valencia, pero bastó para que el equipo de Nuno se viniese abajo como un castillo de naipes. Y Jackson definió bien, qué demonios.
– Nuno está perdido
Pudo ejecutar el Atlético a un Valencia tácticamente raro, una especie de «cuadrado nada mágico» que se inventó un Nuno despistado, en pleno desconcierto y soberbio (el castigo a Negredo, otra vez fuera de la convocatoria). Claro que tampoco jugó de salida Alcácer, así que situó arriba a Santi Mina y Rodrigo, ni chicha ni limoná. El 9 entró mediado el primer tiempo, pero por la lesión de Rodrigo, aunque el gol de Jackson había lanzado al Atlético, que goteó una, dos y hasta tres claras ocasiones antes de que Carrasco, vertical y veloz, soltara un remate ajustado al palo, 2-0.
– Penalti y a sufrir
El Atlético y el Cholo se vieron así ante un segundo tiempo en el punto de cocción exacto que le gusta, al equipo y al técnico. Muy buena organización, presión y esperar a soltar contragolpes. Y el cambio cantado partido a partido, el «Niño» por Jackson y susto final, que esto es el Atlético. Un penalti ingenuo de Godín, que anotó Alcácer y otra vez qué manera de sufrir. Pero no merecía perder el Atlético. Ni empatar Nuno.
Source: Fútbol