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«Nunca ha sido bien acogido por los medios de comunicación y desde el principio se le ha criticado constantemente. Se le juzgó mal y se le llegó a enfrentar con la plantilla».
Éstas son las declaraciones de Luis de Carlos, el 30 de marzo de 1982, cuando despidió a Vujadin Boskov del banquillo del Real Madrid. Aunque bien podían ser las declaraciones de cualquier directivo del Madrid sobre Rafa Benítez. «El público me ha estado insultando constantemente… No quiero citar nombres, pero ha habido periódicos que ante partidos importantes han empezado a decir que otros entrenadores vendrán al Madrid». No son palabras de Benítez, aunque podrían. Son de Boskov del día del despido.
Hasta que acabó la temporada, el equipo lo cogió Molowny. La temporada siguiente, para ilusionar a la afición, para que los jugadores respetasen al entrenador, para que todo fuese bien, el Madrid fichó como entrenador a Zidane, perdón, a Di Stéfano.
«Desde que llega se le mira con admiración y se le abren todas las puertas», cuenta Santillana, goleador de ese equipo. «Es lógico, porque Di Stéfano era una institución, marcó una época y era el santo y seña del madridismo». Los jugadores sabían que estaban ante un hombre que lo había sido todo en el club, que conocía todos los secretos y que técnicamente era casi mejor que ellos. «Siempre que las cosas no van bien, se hace un cambio de entrenador, se necesita un revulsivo, una imagen, Di Stéfano venía con un currículum detrás. Lo que sí es cierto es que con pasado madridista, sabes cuál es la presión que se tiene en el Madrid», continúa García Remón, portero en aquella época.
No es lo mismo ser un entrenador que ha hecho una carrera como futbolista que ser un técnico sin pasado. Y no es lo mismo ser un entrenador con pasado de futbolista que ser Di Stéfano o Zinedine Zidane. Es verdad que don Alfredo tenía más experiencia en los banquillos. Ya se había estrenado en el Elche, en Boca, había sido campeón de Liga con el Valencia y había sido entrenador del Rayo. Pero sobre todo, lo que tenía era recuerdo de lo que significaba ser Di Stéfano, al igual que Zidane. «Son la antorcha de la ilusión. Se les tiene mucho respeto», resume Santillana. Como ahora, el club no estaba en su mejor momento y además, había elecciones y Di Stéfano era la persona que unía a todos: a la Prensa, a la afición y a los jugadores. Nadie podía encontrarle un pero.
«Los entrenadores que han sido ‘‘cracks’’ cuando jugadores saben tolerar mejor a las grandes estrellas», cuenta Asensi. Tenía 18 años y era un futbolista por hacer, que estaba en Elche, cuando el conjunto ilicitano contrató como entrenador a Alfredo di Stéfano en 1967. Se había retirado el año anterior. Era un mito del fútbol que se estrenaba en un equipo de Primera. «Era mi ídolo y cuando le vi llegar… Qué respeto le teníamos», continúa Asensi. En los partidillos jugaba con un equipo y si iba perdiendo, no pitaba el final. Era un entrenador con pensamiento de futbolista, «uno de los tuyos, un colega, hay camaradería. Como le pasará ahora a Zidane en el Real Madrid», continúa el que luego sería jugador del Barcelona: «Que juegue el rondo con los jugadores es lo que motiva de verdad al futbolista, que al estar con el entrenador, se pica. Di Stéfano estaba cerca de nosotros en su primer año y eso es lo que ha dicho Zidane, que quiere estar cerca del jugador. Además, cuando estás con un entrenador que no ha sido una estrella, piensas ‘‘si hago esto en el campo, a lo mejor se cree que soy un fenómeno’’, pero cuanto están en el banquillo Zidane o Di Stéfano piensas: ‘‘No hagas esa chorrada’’. A Asensi, Di Stéfano le cambió la vida. Le sacó de la banda, le metió en el centro y le hizo el futbolista que fue.
En el Madrid, en su primer año, hizo una temporada «muy buena», cuenta Santillana, pero el Madrid se quedó a un paso de los cinco títulos que jugó. Fue subcampeón de todo. El año siguiente fue cuando dio paso a la Quinta del Buitre, que cambió el fútbol español. Zidane llega con menos bagaje en los banquillos, pero el asombro y el respeto que ha creado en la plantilla es igual al que provocó el gran mito en la historia blanca.
Source: Deportes