Una relación especial

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No hay aficionado madridista que no pueda narrar con detalle la volea de Zidane en Glasgow. El francés ya se había hecho con un hueco en la memoria sentimental del Real Madrid con su forma de jugar, pero con ese gol, que dio la «Novena», entró como un cañonazo, en la leyenda del club blanco. Años después, silencioso y con los ojos abiertos para aprender, pero también apasionado cuando tocaba partido, ganó la «Décima» acompañando a Ancelotti en el banquillo. Por eso sabe perfectamente que para vencer en la máxima competición del fútbol más que regularidad hace falta aprovechar los buenos momentos y evitar al máximo los errores o que éstos penalicen lo menos posible. Sabe, además, que si bien la Liga se escapó, en la «Champions» todo está por decir y quién mejor para decir algo que él.

El entrenador francés tiene la confianza del club pase lo que pase, pero sabe que no habría mejor empujón a su recién comenzada carrera de entrenador que estrenarse con el título más grande. En enero, cuando llegó, hizo un urgente trabajo físico pensando, principalmente, en los meses que ahora llegan. Menos los dolores de Sergio Ramos, que no parecen ir a más, Zizou cuenta con toda la plantilla a tope y lista para jugárselo todo en los cinco partidos que tendría que disputar si alcanza la final de Milán.

Los que jueguen lo harán por elección técnica, no por otros motivos. Aunque puede que en Liga sí que dosifique porque no quiere arriesgarse con las lesiones. Es lo que está haciendo con Bale desde que está de alta. Juega los minutos necesarios, y no más, para evitar una recaída.

El galés es fijo en ataque, junto a Benzema y a Cristiano Ronaldo. Lo dijo el primer día y los datos le han confirmado que sin ellos, el equipo es peor en todos los aspectos. Su elección fundamental, lo que le va a definir como entrenador, es lo que va a hacer en el centro del campo en los días decisivos. Generalizando, se puede decir que todo el papel de Zidane como entrenador se resume en si va a apostar por Casemiro o por James en el centro del campo. Ahora parece que el brasileño, con su derroche de energía, ha adelantado una posición, pero la clase del colombiano es envidiable y, si está a tono, necesaria.

Zinedine Zidane apostó por la empatía cuando llegó y luego ha ido modificando su discurso, buscando el modo de reaccionar. El partido contra el Sevilla le dejó satisfecho y la semana que ha tenido para trabajar por los partidos de selecciones le ha ayudado a mejorar algunos aspectos tácticos. No hay tiempo para más. Empieza lo serio, empieza su mayor examen.

Source: Fútbol

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