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«Habrá que esperar a las 14:45 del 8 de noviembre para saber el nombre del campeón», dijo Rossi. No se equivocaba Valentino y la espera de la que hablaba está a punto de llegar a su fin. No va más en MotoGP después de 17 carreras luchando «punto a punto». Lorenzo necesita recortar los siete de desventaja que acumula para arrebatar la «Décima» a «Il dottore» y quedarse él con su quinta. «La situación es desesperada y si tuviera que utilizar un adjetivo para definirla sería difícil», reconocía el italiano, que está contra las cuerdas desde que el TAS reiteró la sanción de tres puntos en el carné que le obliga a salir último, y un poco más tras lo de ayer.
Se fue al suelo en una Q2 algo extraña para él, porque su posición en parrilla estaba ya decidida, así que se dedicó a trabajar para la carrera. Se equivocó con algunos cambios en la moto y acabó el día deprimido. Algo a lo que contribuyó Lorenzo, que firmó una «pole» de récord dejando el escenario de una forma inmejorable para él. «Ha sido la mejor vuelta de mi vida, si lo intento 100 veces no sería capaz de repetirla», contaba entusiasmado, aunque con los pies en el suelo. «Los puntos se reparten el domingo. Si no acabo, Valentino es el campeón, y para mí no va a ser nada fácil terminar primero y segundo. En MotoGP todo es posible», avisaba Jorge, esperando que bajo presión responda tan bien como ayer: «Tengo que ser yo mismo sobre la moto, en cada curva y cada vuelta. Ni más ni menos. Quiero mantener mi concentración en el pilotaje y no en los otros», añadía. Dejar de pensar demasiado sobre la moto fue lo que le permitió encadenar cuatro victorias seguidas, y algo parecido quiere hacer ahora: «Se trata de no darle muchas vueltas. Quizá necesite alguna pastilla para dormir», admitía. Parte en desventaja, pero las sensaciones están de su lado.
Valentino no se puso la venda del todo, aunque volvió a su discurso: «El golpe más duro me lo llevé en Australia, donde sucedió algo que no esperaba. Lo demás ha sido todo una consecuencia», insistía acordándose de Márquez, que fue segundo ayer tras el giro estratosférico de Jorge. «Al ver el tiempo he pensado que iba a ser difícil de superar», confesaba antes de dejar una frase con mucho contenido: «Quiero ganar la carrera, pero si no se puede, un podio sería una buena manera de terminar la temporada», lanzaba el de Cervera. Una afirmación que seguro no sonó igual en los oídos de Lorenzo que en los de Rossi. «Si veo un hueco lucharé por el triunfo», remarcaba el de Honda, lo mismo que Pedrosa, que tiene ritmo para ganar. Sale tercero, justo por delante del límite que las teorías ponen a la remontada de Valentino. Marc cree que estará cuarto o quinto en tres vueltas, pero la clave está en saber cuánto habrán podido escapar los tres españoles cuando el italiano llegue a esas latitudes. «Por supuesto que he pedido ayuda a las Honda», ironizaba. Él por detrás y Lorenzo por delante tendrán que arriesgar con los neumáticos fríos y, a la vez, gestionar su desgaste si sigue el calor.
No es una cuestión sólo de velocidad, también de constancia a lo largo de 30 vueltas. Un reto que empezarán separados por los 75 metros que van desde el primer al último lugar de la parrilla. La distancia entre el éxito y el fracaso, entre la «Décima» de «Vale» y el tercer título de MotoGP para Jorge, un lugar donde jamás ha llegado todavía un piloto español.
Source: Deportes