Un derbi para aclarar todo

Es probable que los fantasmas de los aficionados atléticos tengan la silueta de Sergio Ramos, el defensa del Madrid que suele amargar los momentos en los que los rojiblancos se sienten cerca del infinito. Hoy, después de su lesión, para ganar el primer golpe de mano, vuelve el defensa al once de Zidane. «Es una alegría tenerle con nosotros, es importante para el grupo, un buen jugador y también buena persona», contaba ayer el entrenador francés acerca de su futbolista más carismático. Con Ramos, el Real Madrid es más imprevisible atrás, pero también más fuerte. Y no es mal día hoy para demostrar fortaleza. El líder de la Liga sigue en busca del récord de partidos sin perder pero, sin embargo, no logra desprenderse de la sensación de que no camina seguro. Algunos empates y algunos partidos salvados por los pelos son los que alimentan esos síntomas. Pero no pierde, de eso no hay duda. El Atlético, su enemigo, es quien mejor va a definir si este Madrid es tan fiable como pintan los números.

Para Simeone, en cambio, la situación es más complicada. Aunque el entrenador ayer quitase importancia a la diferencia de puntos, una derrota contra su vecino haría tambalear, quizá por primera vez desde que llegó, el proyecto del preparador argentino. Los seis puntos de diferencia ahora son asumibles; los nueve que conllevaría una derrota son una brecha, una montaña contra la que habrá que luchar, además de las dudas que crearía en un grupo que casi todo lo que ha conseguido ha sido con la fe como principal sustento.

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