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José Armando Ufarte jugó el primer derbi de la historia del Calderón con la camiseta del Atlético, pero a punto estuvo de jugarlo como madridista. «Podía escoger y escogí el Atlético, perdiendo dinero. Me gustaba el reto de ir al Atlético», explica el mítico «7» rojiblanco. «Yo había tenido una experiencia en el Madrid y me habían dicho que era considerado extranjero y no podía jugar. Aunque había nacido en España, si no habías tenido una ficha de infantil eras considerado extranjero. Me sentó mal cuando mi padre llegó a Brasil después de estar en Madrid y ya no quise ir para el Madrid y me fui al Atleti», recuerda. «Me pagaba más el Madrid y fui al Atleti. Me sentó mal que siendo español me consideraran extranjero. Pero la Federación tenía estas normas!».
Ufarte, aunque nació en Pontevedra, hizo toda su carrera en Brasil. «En el club más importante del mundo en aquel momento, que era el Flamengo. Tenía más de 60 millones de seguidores sólo en Brasil, para que veas cómo era de importante», dice con orgullo. «Pero queríamos volver. Principalmente mi familia. Se arregló».
Así, el 16 de abril de 1967 Ufarte saltó al césped defendiendo el escudo del Atlético. Se había perdido el estreno del Calderón, contra el Valencia, porque estaba lesionado. Pero el primer derbi en la entonces nueva casa rojiblanca sí lo jugó. Era un partido intrascendente y el Madrid ya era campeón. «Pero los partidos entre el Madrid y el Atlético eran siempre importantes», afirma Ufarte. Eran los dos principales equipos del país. «El Barcelona no estaba en la terna», añade, aunque ese año fue segundo, por detrás del Real Madrid.
Igualaron a dos. El partido no le dejó mucha huella. «No mucha», dice. Sin embargo, los títulos los recuerda como si los hubiera vivido ayer. «Del Calderón me quedo con que hemos ganado tres Ligas y una Copa. Eso son palabras mayores. Cuando llegué aquí, el Atlético llevaba quince años sin ser campeón. El primer año fuimos campeones de Copa, al siguiente de Liga. Había muy buen equipo, pero no habían conseguido la Liga. Fue una época muy buena», dice.
Recuerda Ufarte que, cuando llegó a España, le parecía más pasional el ambiente en Brasil. «Había varios equipos de mucha rivalidad, como el Fluminense, el Botafogo o el Vasco da Gama. Había de cien mil personas para arriba siempre», explica. Pero la afición atlética fue creciendo. «El Metropolitano tenía un encanto especial, pero se iba quedando pequeño. Empezamos a ganar campeonatos. Ganamos una Copa en el Metropolitano y una Liga y fuimos para el Calderón. Ya la hinchada era mucha», asegura.
Ahora, la sensación de mudanza es parecida. El sábado se puede jugar el último derbi en el Calderón –si los sorteos de Copa o de Liga de Campeones, o un retraso en las obras de la Peineta no lo impiden– y Ufarte lo echará de menos. «Me gusta el Calderón, pero si van para un sitio mejor y es mejor para la gente, pues bien», asume. Lo dice él, que fue querido en los dos estadios. «La afición era muy agradecida y me apoyaba muchísimo. En el Metropolitano y en el Calderón fui muy feliz», asegura. Ahora, apenas pisa el estadio. Sigue al Atlético, lo quiere –«fueron muchos años, muchas cosas», dice–, pero lo ve por televisión. «A algún partido importante, sí, pero normalmente no voy».
Source: Fútbol