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Unos pocos meses de preparación han bastado a Fernando Alonso para estampar su nombre en el olimpo de los “dioses” que ganan las 24 horas de Le Mans junto a sus dos compañeros, Sebastian Buemi y Kazuki Nakajima y convertirse así en el segundo español en ganar esta mítica carrera después de que Marc Gené lo hiciera en 2009. El asturiano y el equipo Toyota han llevado a cabo una carrera casi perfecta, con una buena planificación y la suficiente capacidad para rehacerse de un error de Buemi que supuso una sanción de un minuto en plena noche. El prototipo número de 8 de Alonso, Buemi y Nakajima mantuvo un bonito duelo con el otro coche de la escudería japonesa ya que la dirección del equipo dejó luchar a ambas estructuras, aunque siempre bajo el control que supone cumplir el objetivo que no era otro que la victoria para el fabricante nipón con cualquiera de las dos unidades puestas en pista.
La carrera empezó con el dominio de sendos Toyota y ambos coches se alternaron la primera plaza hasta que el rival de Alonso obtuvo una ventaja de algo más de un minuto al comienzo de la noche. El Toyota número 7 parecía tener mejor ritmo y, además, aumentó la distancia con el coche del español debido a una sanción que sufrió Buemi, que no respetó la velocidad máxima en una zona limitada con bandera amarilla y donde estaban trabajando los comisarios para retirar un vehículo accidentado. Esto supuso un castigo de un minuto parado en boxes y alejarse algo más de dos minutos del primero. Fue entonces cuando Alonso entró en acción en plena madrugada e impuso un ritmo frente al otro Toyota que dejó con la boca abierta a los ingenieros del equipo e incluso a sus rivales El asturiano, en igualdad de condiciones con “Pechito” López, el piloto del otro Toyota que en ese momento estaba en pista, fue del orden de cuatro y cinco segundos más veloz por vuelta que el argentino y cuando acabó su turno la desventaja había disminuido a apenas 38 segundos. Alonso tiró de catálogo de “maestría” y redujo la distancia con su rival sin comprometer el consumo de combustible ni el desgaste de neumáticos, aunque el propio Alonso reconoció que las bajas temperaturas le favorecieron para no degradar demasiado las ruedas. Poco más tarde, su compañero Nakajima completaba la hazaña de Alonso y recuperaba el primer puesto para no abandonarlo hasta el final.
El piloto asturiano volvió al coche a la 09:30 h y realizó un buen turno, sin cometer errores, sin que el cansancio le pasara factura y devolviendo el coche de nuevo sin problemas a su compañero Nakajima, para cruzar la meta como ganador. El mismo que en 2016 sufrió un problema mecánico con el mismo coche cuando se dirigía a la victoria a falta de dos minutos para terminar.
Pasaron las horas y cuando el reloj de la recta principal marcaba las 15:00 h., 24 horas después, Nakajima entró como vencedor con el Toyota para lograr la primera victoria en esta mítica carrera del fabricante japonés. Y la primera de Alonso en esta especialidad. Un triunfo que sabe a gloria por la enorme complejidad que supone alternar la F-1 con este certamen.
Source: Deportes