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Casi al mismo tiempo que llegaban a España las declaraciones de Benítez en una televisión inglesa, Cristiano Ronaldo marcaba el primer gol del partido en Roma y se iba junto a Ramos (primer capitán del equipo) a celebrarlo con Zidane en el banquillo. «Que cada uno saque sus conclusiones», dijo Sergio respecto al abrazo entre el técnico y dos de los pesos más pesados del grupo, algo imposible hace poco más de un mes. Zidane es uno más de la plantilla, los jugadores creen en él, le consideran uno de los suyos que antes estuvo en la posición que ahora ocupan y, en Roma, se escenificó el «uno para todos» en que se ha convertido el Madrid para lo que queda de temporada. Hasta ahora los números son parecidos a los de la etapa anterior y hay momentos en los que les cuesta jugar bien, como la primera parte en el Olímpico, pero las sensaciones son muy distintas. Los futbolistas están dispuestos a morir por las ideas de su técnico y no renuncian a nada de aquí al final, ni siquiera en la Liga.
«No sólo me ha cambiado la cara a mí. ¡A todos!», afirmaba Jesé después de su primer gol en «Champions». «Trabajar con Zidane es una motivación diaria para nosotros, el equipo ahora es otro», añadía el canterano, dejando más al descubierto lo que todos los futbolistas piensan: que, pase lo que pase, el cambio ya ha merecido la pena.
El Madrid se ha liberado con Zidane, que ha recuperado los métodos que introdujo Ancelotti y ha olvidado los de Benítez, para muchos de sus jugadores, anticuados. «Casi nadie escuchaba cuando el anterior técnico hablaba», se desliza desde dentro, mientras que ahora es todo lo contrario. «Zizou me está dando toda la confianza. Puede ser que antes hubiera un problema, pero no voy a decir nada que no se sepa. Mejor que esté Zizou, lo que no quiere decir que Rafa hiciera un mal trabajo, pero a lo mejor no teníamos compenetración con él en algunas cosas», insistía Jesé, respondiendo con contundencia a los dardos que llegaban desde Inglaterra lanzados por el anterior responsable: «Cada uno es dueño de lo que dice. Mi entrenador es Zidane, no es él». El francés ha declarado el estado de optimismo o, al menos, ha conseguido quitarle trascendencia a todo lo que pasa. Siempre reclama tranquilidad y le pone una sonrisa a la mayoría de sus respuestas ante la Prensa. Su forma de trabajar gusta en la plantilla, es más cercano, ha sido una estrella y sabe cómo tratar a los que lo son ahora y a los que completan el grupo. En Roma felicitó uno por uno a todos los componentes del banquillo, auxiliares incluidos, «porque todos son importantes».
Quiere a todos involucrados y felices, otra idea del libro de estilo de Ancelotti. Jesé había perdido foco y cuando lo tenía era en partidos con poco tiempo de juego y el resultado cuesta arriba. Ayer entró y fue tan decisivo como antes de la operación de rodilla, marcando su primer gol en Liga de Campeones. «Muy contento por el trabajo de todas estas semanas. Practicamos mucho con Zizou los disparos a puerta como el del gol. Me da mucha confianza», desvelaba el canario. El francés se encargaba personalmente de los delanteros en su año de ayudante de Ancelotti y ahora sigue estando cerca de ellos aunque, como él dice, será el «número uno».
En la primera gran noche del nuevo proyecto, en la que el Real Madrid dejó muy encaminado el pase a cuartos, las declaraciones de Benítez, ajustando algunas cuentas, no resonaron muy fuerte. El vestuario sólo escucha una voz, la de Zidane.
Source: Deportes