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Acaba de arrancar el proceso electoral para la elección de la Presidencia de la Federación de Golf de Madrid, que terminará el próximo trece de mayo, previo paso por el veintiocho de abril con la elección de la Asamblea.
No pertenezco, ni he pertenecido nunca, a ninguna candidatura ni Junta, con lo que desde mi imparcialidad puedo opinar sobre lo que estoy viendo, aunque, como votante, tengo claro a quién y por qué voy a votar.
Independientemente de que se ha comenzado con muchos nervios por parte de la candidatura del anterior presidente (oficialista), de que se están utilizando las redes sociales como medio de insulto y difamación por parte de estamentos que deberían mantenerse en una justa imparcialidad al ser parte en la elección y se está calumniando e insultando a personas y entidades que nada tienen que ver con el proceso, excepto existir vinculaciones de carácter personal que ni influyen ni nada tienen que ver con lo que se va a votar, se pude decir que parece más una campaña política que unas elecciones a la Presidencia de una institución sin ánimo de lucro que debe ser promotora de un deporte y potenciar su práctica y afición.
Analizando los candidatos a la Asamblea que se han presentado, y sabiendo que existen dos candidaturas, una encabezada por Ignacio Guerras, presidente en funciones que lleva tres mandatos en el cargo y la de Begoña Zamorano, árbitro y aspirante, se deduce claramente que ambas son diferentes en lo cuantitativo y cualitativo.
En la candidatura nueva, llamada Relevo Federacional, se observa que sus componentes son todos aficionados al golf, profesionales liberales, altos directivos de compañías nacionales y multinacionales y empresarios. Su motivación para acceder a la asamblea y, algunos de ellos, formar parte de la futura junta directiva es, según manifiestan, “la búsqueda de un cambio, una mejora en la gestión de la federación que dirige los destinos de nuestro deporte preferido, de nuestra afición a la que dedicamos una gran parte de nuestras horas anuales ya que todos ellos estamos vinculados, de una u otra manera, al mundo del golf, y en su mayoría , a través de los diferentes clubs a los que pertenecemos de la Comunidad de Madrid”.
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Sí. Es cierto que todos de ellos no tienen más vinculación al mundo del golf, a su industria, que ser miembros de los clubes a los que pertenecen en algún comité, capitanía o actividad sin ánimo de lucro representativa de la vida golfística de la entidad de la que forman parte, en la que juegan y a la que apoyan con su trabajo desinteresado, pero no por ello se tiene que presuponer que serán peores directivos, gestores y/o responsables de la estrategia que deseen implementar en caso de que sea suya la victoria final, como muchos de ellos hacen en las empresas de las que son propietarios o dirigen como ejecutivos.
En la candidatura oficialista, la de Ignacio Guerras, presidente en funciones, no ocurre lo mismo. Analizados los miembros que pueden acudir a la Asamblea, que pueden acabar en la Junta Directiva (alguno ya lo ha estado), se desprende que casi la mitad de ellos tienen intereses comerciales y empresariales en el golf madrileño, lo que obliga a plantearse seriamente cuál es su verdadera motivación a la hora de presentarse a una elecciones deportivas, por mucho que se diga que su experiencia en esas actividades comerciales y empresariales es su mejor aval para poder acceder a la Asamblea y, algunos de ellos, a la Junta Directiva.
Empresarios dedicados al medio ambiente y estudios de impacto ambiental, dueños y gerentes de clubes de golf de la Comunidad de Madrid, propietarios de tiendas de material, organizadores de torneos, empresarios especializados en la gestión y explotación de centros de golf, son algunos de los aspirantes a la nueva Asamblea de la Federación de Golf de Madrid, por parte de la candidatura oficialista, que lleva tres mandatos dirigiéndola.
En esta vida todo puede ser relativo, todo puede ser cuestionable y siempre se puede decir que todo depende del color con que se mire. Pero ante hechos irrefutables, ante datos absolutamente imparciales, demostrables y tangibles, no cabe lugar a la duda. Y en este caso, cuando analizas los componentes de las dos candidaturas que aspiran a la Presidencia de la Federación de Golf de Madrid, se puede deducir que una de ellas llega con la inocencia del nuevo que busca ayudar y potenciar un deporte y una afición que son parte de su vida (Relevo Federacional, Begoña Zamorano) y otra (la oficialista, Ignacio Guerras) está compuesta por parte de la industria que maneja los hilos de un sector que, cada día más, está en horas bajas, perdiendo aficionados y en un constante descenso de ingresos, no sólo ocasionada por la crisis económica que se ha padecido en España sino, también, por una gestión que ha llevado a la Federación a importantes pérdidas económicas, inversiones fallidas y una preocupante reducción de sus activos financieros que, como es lógico, todo ello tendrá que ser explicado por sus responsables.
Y analizados los nombres, los cargos, su actividad profesional, el histórico de muchos de ellos, siempre acude a la cabeza la misma duda: ¿se presentan PARA SERVIR AL GOLF O A PARA SERVIRSE DEL GOLF?
Source: Golf