No hay marcha atrás

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«Lo tengo muy meditado, no es un calentón. Siempre lo he dado todo en el campo y, aunque algunos me lo han agradecido, otros no quieren que esté», afirmó Piqué, después de anunciar que dejará la Selección tras el Mundial de Rusia (2018) con 31 años.

Las redes sociales alimentaron el morbo durante el Albania-España porque Piqué no lucía los ribetes rojo y amarillo de la bandera de España en su recortada camiseta. Craso error. El revuelo fue de tal magnitud que la Federación tuvo que dar un comunicado para aclarar la situación. Además, una persona del gabinete de Prensa mostró la camiseta de manga larga en la que no existen ribetes ni banderas. Incluso, Piqué, muy afectado por todo lo que pasaba, al ser involucrado en una polémica absurda, apareció en la zona mixta, donde se atiende a los medios informativos, con la elástica de Sergio Ramos para explicar que así era la suya y que se había recortado las mangas porque eran muy estrechas y le molestaban para jugar con comodidad.

Sobraban las explicaciones, pero el daño estaba hecho. Fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de Piqué, un jugador que siempre ha mantenido un compromiso fuerte con la Selección. A los dieciséis años debutó en las categorías inferiores y, como asegura Ginés Meléndez, coordinador del fútbol base en la Federación, siempre ha sido ejemplar en su comportamiento. «Intentaremos convencer a Piqué. Hablaré con él, que a mí me hace mucho caso», aseguró Meléndez en Radio Marca. «Ya veremos eso de que va a dejar la Selección», explicó Ginés, dispuesto a que el jugador azulgrana se retracte de su repentina decisión.

Y es que desde la Federación, que hoy tiene Asamblea y dentro de unos meses estará inmersa en un proceso electoral, van a intentar por todos los medios que el «no calentón» de Piqué pueda ser reconducido para que la decisión sea, al menos, revisable. Porque el fútbol es tan complejo que dentro de dos años, en junio de 2018, puede pasar de todo y que, incluso, Piqué ya no sea uno de los mejores centrales del mundo como lo es en la actualidad. Curioso, porque hace cinco días, en vísperas del partido con Italia en Turín, el propio Gerard afirmó, en conferencia de Prensa, que cuando «estoy callado, se realza mi rendimiento».

Y tan callado estaba Piqué que no esperaba que le metieran en un nuevo lío. Él había reconducido la situación y los mismos que le habían abucheado en León en el pasado le ovacionaron en septiembre. Nadie se acordaba ya de su catalanismo, que no es ningún delito, y tampoco «del contigo empezó todo», la célebre frase, en recuerdo de Kevin Roldán, con la que Gerard encandiló el Camp Nou en la celebración del título de Liga de 2015. A excepción del madridismo más recalcitrante todos le habían perdonado. Su implicación en la Eurocopa y la imagen de su hijo con la camiseta de España habían servido para reconducir una situación en donde se mezcla la política y la guerra Real Madrid-Barcelona. Porque Piqué, y él lo sabe, es la imagen del antimadridismo para los forofos «culés».

La tormenta desatada por las dichosas mangas ha precipitado los acontecimientos. Sin embargo, el tiempo lo cura todo. «No saquemos conclusiones precipitadas, es mejor dejarla botar», argumentaba Lopetegui en Albania. Julen se volcó en elogios a Piqué y no piensa en el futuro lejano. Quiere a Gerard en plenitud de condiciones para los dos próximos partidos de la Selección. El primero, en Granada el 12 de noviembre frente a Macedonia. Un día para comprobar cómo es la reacción de los aficionados con Piqué. El partido es de clasificación para el Mundial. Tres días después hay encuentro amistoso frente a Inglaterra en Wembley. Y allí estará el controvertido Piqué.

Source: Deportes

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