Mireia & Fred: El arquitecto de la reina

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Parar para volver a empezar con más impulso. Reseteo y on. Así ha sido la carrera de Mireia Belmonte en los últimos cuatro años, cuando después de sus dos platas en Londres le dijo a Fred Vergnoux que su próximo objetivo era el oro o lo que es lo mismo tener un pastel de cumpleaños, pero con velas para poderlas soplar. Informa Francisco Ávila/Efe.

Esta metáfora visual es de las preferidas de Vergnoux, el arquitecto de la carrera de Mireia Belmonte, que se ha visto sorprendido por ese animal competitivo que es Mirea, insaciable en la desgracia y en el éxito y que seguramente se ha convertido en la mejor deportista española de la historia.

Cuatro medallas olímpicas, dos platas en Londres, un bronce y este oro que le sabe a gloria en Río de Janeiro. Es Belmonte un producto de producción limitada, la reina en un país en el que la natación es una rareza, producto de otras latitudes, de otras maneras de entender el deporte.

Y de manera diferente lo entiende Belmonte y a ello le ha ayudado Vergnoux. Era muy fácil ver a Mireia en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat del Vallés haciendo una sesión de carrera continua cuando el sol más apretaba y exhibiendo ese cuerpo de pura fibra que mantiene desde hace tiempo: 60 kilogramos de nervio.

Sesiones de crossfit y de boxeo, de cardio con bicicleta estática en el Pico del Veleta, sesiones de boxeo y de bicicleta de montaña, pesas o series de natación en el mar. Una sesión continua que le ha llevado a completar en plena preparación doce entrenamientos semanales y a tenerlo todo estudiado desde cada entrenamiento, también con el trabajo de biomecánico.

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Pero todo habrá valido la pena después de ese oro que perseguía hacía cuatro años, después de ese fatídico 2015 en el que una importante lesión en los hombros le dejó con el agridulce sabor de no poder competir ni saber si el camino era el correcto.

Cuando Belmonte no pudo convertir el pasado verano en el Mundial de Kazán, Vergnoux relató el sentimiento de frustración de la nadadora, que después de diez meses de trabajo se quedó sin competir.

«Es como cuando le das un pastel de cumpleaños a alguien y faltan las velas para poderlas soplar», aseguró entonces Vergnoux. Ahora Belmonte ya tiene lo que soñó hace cuatro años, un oro olímpico, y tendrá la pausa necesaria para pensar en su futuro.

Vergnoux cree que Mireia está en su mejor momento y está convencido de que si la nadadora quiere continuar su carrera tiene cuerda para rato. Aún no ha acabado su participación en Río y seguro que Belmonte tiene en su cabeza alguna idea sobre los próximos Juegos.

«Todo depende de cómo planifique su carrera. Ella puede ganar dos mariposa y dos estilos, porque su potencial ni lo ha tocado», dijo Vergnoux hace unos meses.

En cuanto se apaguen las luces, Belmonte volverá a sentirse cómoda alejada de los focos, volverá a sonar con fuerza reguetón en sus auriculares, tal vez recordará ese oro con algún tatuaje más, pero sobre todo disfrutará con ese pastel de cumpleaños al que ahora sí habrá podido soplar las velas.

Source: Deportes

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