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Al Barça actual se le suele llamar el equipo de Messi o el equipo del tridente. Pocas veces se acuerdan del entrenador en el apellido; pero en silencio, Luis Enrique ha sumado en sus dos primeras temporadas como azulgrana siete títulos de nueve, como el ídolo Guardiola. El actual preparador del Barça sólo se ha dejado en el camino la Supercopa de España, arrasado por el Athletic el pasado verano, y una Liga de Campeones, frenado por el Atlético. Consciente de la dureza del puesto de entrenador, pues la volatilidad de la profesión es la primera lección que les enseñan en el curso, siempre ha mantenido una posición de tranquilidad, tanto en las victorias como en las derrotas.
Su peor momento fue cuando discutió con Messi en enero de 2015. Se oyeron incluso algunos pitos en la grada del Camp Nou, pero supo reconducir la situación. Ayer su nombre fue uno de los primeros en corearse desde la grada, cuando todavía quedaba mucho para el comienzo del encuentro y los sevillistas se hacían oír más. En el estadio en el que se dejó la posibilidad de repetir en la Champions conquistó su segunda Copa consecutiva. «¿Dónde hay que firmar para ganar el año que viene el mismo número de títulos?», dice Luis Enrique. Su aportación al equipo ha sido mimar a sus tres delanteros e intentar sumar variantes a un equipo que a veces era tan imparable como previsible.
Source: Fútbol