La mala suerte de Lluís Mas

“Bajábamos los dos juntos para el autobús, tranquilos y comentando la etapa. Y en una curva clavó la rueda trasera y fue a parar contra la valla. Luego salió disparado contra el ‘sembrao’. Salté la valla. Lo primero era tranquilizarle, quería pensar que no había pasado nada, pero me impresionó mucho. Un hombre le hizo un vendaje, un torniquete por la herida que tenía en el brazo. Estaba gritando de dolor”, relataba David Arroyo. El corredor del Caja Rural regresaba hacia el camión del equipo el martes junto a su compañero Lluís Mas tras la subida a San Andrés de Teixido después de haber pasado lo peor, la etapa. O eso creían. La caída le produjo a Mas una fisura de costilla y una fractura en la cabeza del fémur que ahora lo mantienen en la cama en un hospital de La Coruña.

Lluís Mas (Las Salinas, Baleares, 1989) es uno de esos corredores que han empezado desde abajo. No hace tanto que la bicicleta convivía con la paleta de albañil. Su padre trabaja en la construcción y Lluís le ayudaba con el transporte de los materiales o poniendo ladrillos. Hacía de todo. Sobre la bicicleta todavía le faltaba aguantar más cuando la carretera se empina. Eso lo descubrió cuando todavía pertenecía al Burgos y sospechaba que su carrera se iba a estancar. O lo que es peor, a acabar. Mas se esforzó por mejorar en la subida y no tardó en demostrarlo al fichar por el Caja Rural en 2014. Ese mismo año ya vistió durante unos días el maillot de líder de la montaña que acabaría ganando su entonces compañero Luis León Sánchez.

El ciclista del Caja Rural llegaba con muchas ganas a esta Vuelta, ilusionado después de renovar con su equipo para la próxima temporada, y decidido a mejorar su actuación del año pasado. Tuvo que retirarse por culpa de unos dolores abdominales que le provocaban náuseas y vómitos y que meses después terminó manifestándose como una peritonitis. Los calmantes disimulaban el dolor y los síntomas y, aunque no pudo terminar la Vuelta, fue convocado por Javier Mínguez para el Mundial de Richmond.

En noviembre, cuando estaba matriculado en el curso de director deportivo, los dolores volvieron a manifestarse. Tuvo que ser operado de urgencia y allí fue donde le advirtieron de que la dolencia venía de atrás. “Los dolores eran los mismos que en la Vuelta”, aseguraba. Estuvo cinco días en la cama y 20 sin tocar la bicicleta, pero se recuperó a tiempo de sacarse el título de director deportivo y de comenzar la temporada. Ahora, tendrá que volver a empezar.

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