Isco y las circunstancias

Isco se pasó el partido contra el Rayo Vallecano en el banquillo y cuando podría haber jugado lo hizo Kovacic, un fichaje de este verano que aporta más competencia al centro del campo. Isco había disputado doce minutos en Villarreal y los dos anteriores partidos de Liga estuvo suspendido por la expulsión del clásico, donde apenas estuvo 28 minutos en el campo. Es decir, que de los últimos 450 minutos de Liga, sólo ha disputado 40. Hasta el Barcelona, con más minutos o menos, había jugado todos los encuentros del Madrid. Y había sido titular en los seis encuentros anteriores.

En ese partido frente al máximo rival, Isco saltó enfadado o por el resultado o por no jugar antes o por salir en ese momento, para nada. Dio una patada a Neymar y le expulsaron. Desde entonces, por circunstancias como la sanción de dos encuentros que recibió o por elección de Rafa Benítez, el centrocampista andaluz ha pasado de ser un habitual en el equipo a desaparecer y convertirse en intrascendente, tanto en los días malos, como el choque de Villarreal como en las tardes de fiesta, que fue en lo que se convirtió el encuentro del domingo. Todo ha coincidido además con el regreso de James de su lesión.

En vez de los regates, su estilo con el balón pegado al pie y esa manera combada de caminar, las imágenes que se ven del futbolista andaluz son las de él sentado en el banquillo, algo que le sienta fatal y que, según algunas fuentes, ha empeorado su relación con Benítez, al que no le han gustado algunas actitudes de su jugador.

No es nuevo para él ver muchos minutos de los partidos sentado con los suplentes. Desde que llegó al Madrid, Isco supo que la competencia iba a ser terrible. En el primer año, con Ancelotti, iba a competir con Özil, pero el alemán se marchó. Sin embargo, al jugar con tres delanteros y tres centrocampistas, apenas había sitio para un jugador como él, que da su mejor versión entre líneas, detrás de los delanteros y sin tener que hacer los esfuerzos a los que están obligados los centrocampistas. Ancelotti le probó en varios sitios, hasta de falso delantero y, tras muchas dudas, acabó confiando en él como un jugador revulsivo. Era Di María quien le quitaba su puesto en el centro del campo. Sin embargo, Isco fue capital en las finales de Copa y de la Liga de Campeones. El verano siguiente se marchó Di María y llegó James. Otra vez Isco se encontraba con un futbolista que partía con ventaja respecto a él. Si en su primera temporada, pese a no ser titular, sólo se perdió seis encuentros de Liga, en la segunda Ancelotti no contó con él sólo en cuatro. Y sólo uno, el último, contra el Getafe, que no valía para nada, fue por motivos técnicos.

Este año, en cambio, de los quince encuentros de Liga, se ha perdido ya tres: uno por decisión de Benítez y otros dos por la sanción. En «Champions» lo ha jugado todo y también estuvo el día de Cádiz. Su relación con Benítez está claro que no es la mejor, pero ambos se necesitan. Primero, porque por las lesiones que han asolado al Madrid todos los futbolistas van a ser necesarios si el equipo, después de las vacaciones, regresa con el ánimo de remontada. Y también porque Isco, que es el jugador que más regatea le da mucho desborde interior. Una variante que el grupo de Benítez va a necesitar.

Source: Deportes