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La Cubilla es un puerto infinito, tendido y con porcentajes no muy elevados. Pero se hace largo y duro. Más con el paso anterior por San Lorenzo y La Cobertoria. Bastó un acelerón de Astana para que el pelotón empezara a perder corredores. Quintana sufría y animaba al equipo de Miguel Ángel López a seguir tensando el grupo.
Allí, donde se asoman burros en las laderas y pastan las vacas de raza parda alpina, donde se separa Asturias de León, Jakob Fuglsang consiguió su primera victoria en una gran vuelta. Se escapó del grupo de escapados con Brambilla a su espalda, pero el italiano no pudo contener su ritmo. Fuglsang, que tuvo que retirarse en el Tour por culpa de una caída, conseguía su premio en la Vuelta.
El Astana era el equipo dispuesto a mover la carrera. Lo hizo por delante y también por detrás con la arrancada de Miguel Ángel López. Sólo lo siguió Pogacar. Y más tarde, Roglic. Valverde sucumbió, dando sentido a su excursión del domingo junto al maillot rojo. Nunca se sabe cuándo se van a necesitar unos segundos. Y en La Cubilla le vinieron bien.”Está todo bastante igualado. 23 segundos en un día como hoy es nada y menos”, aseguraba.
El campeón del mundo contó con la ayuda de Marc Soler. El ciclista catalán le hizo el trabajo de subida, aunque se a animó a intentarlo en solitario. Pero los síntomas de debilidad de Alejandro le hicieron quedarse atrás para ayudar a su “jefe”.
Esos 23 segundos que perdió Valverde fueron la única diferencia significativa. Aparte de Quintana, que perdió dos minutos y medio, aunque sus opciones de ganar la Vuelta ya se esfumaron hace tiempo.
Source: Deportes