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Rod Ruddick recordaba en «The Guardian» el atasco que tuvo que soportar el día que fue al sur de Gales a ver un partido de un niño llamado Gareth que corría y pegaba a la pelota como nadie. Un mes después, en septiembre de 1998, mandaba un fax al Southampton en el que le recomendaba fichar a tres niños para su academia. Uno de ellos, claro, era Bale. Ruddick vio en ese chico un futbolista de alcance mundial en el futuro y no se equivocó.
Ahora mismo, Gareth Bale es uno de los jugadores más decisivos del planeta. Han pasado los años y el niño ha madurado: conoce mejor el fútbol, conoce mejor sus características y está en un momento en el que todo lo que hace es positivo. Hace dos años, cuando llegó al Madrid y ganó la Copa de Europa era un jugador de momentos, lo que no es poco. Esos momentos fueron determinantes para que el Madrid coronara un 2014 espectacular. Desde entonces, los aficionados blancos tienen una ecuación en la cabeza: Real Madrid-final-gol de Bale. Marcó contra el Barcelona en la Copa del Rey, un tanto memorable; lo hizo en la final de la Champions, con un balón que como él mismo ha reconocido «nunca terminaba de caer», como si fuese a cámara lenta, mientras él tenía que mantenerse en el aire; y marcó también en el Mundialito de clubes, un tanto con algo más fortuna, pero también necesario. Se dice que a los grandes jugadores se les mide en los momentos importantes. Si por eso se midiera al galés, no haría falta más.
«Tú puedes jugar en cualquier equipo de Europa porque tú tienes madera para eso», le dijo Ruddick, «pero depende de ti» y añadió, según «The Guardian», «ve aprendiendo español». Bale siempre creyó en sí mismo como creyó que la posición de lateral izquierdo se le quedaba pequeña. Con buen disparo, con un remate de cabeza que ahora mismo nadie iguala en Europa y con velocidad para el desmarque, se veía con capacidad para jugar en posiciones más adelantadas. Por eso en el Madrid es innegociable su lugar junto a Cristiano y Benzema. Allí, en 2014 ya había mostrado el futbolista decisivo que era, pero le faltaba continuidad.
Las lesiones siempre le han perseguido y probablemente sus números esta temporada y los títulos del Madrid serían distintos si su futbolista galés hubiera jugado más minutos. Ha estado tantos días de baja que va a llegar a la final de la Champions sin haber metido un gol de manera oficial. Suyo fue el remate-pase que terminó dentro de la portería del City en la vuelta de las semifinales, pero la UEFA se lo dio al defensa del conjunto de Pellegrini.
Sería una sorpresa que uno de los mejores jugadores del Madrid esta temporada acabara el torneo sin gol, sería una sorpresa que Bale no marcase en una final con el conjunto blanco. Por eso hoy, todos le van a mirar, sobre todo Filipe Luis, que tendrá que estar muy pendiente de su espalda, porque aún falta el gol de Bale.
Source: Deportes