El último impulso para el oro olímpico

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A 71 días del gran reto de su vida, Javier Gómez Noya (25-3-1983, Basilea) recibió el Premio Princesa de Asturias de los Deportes 2016. El triatleta gallego multicampeón del mundo y de Europa sólo tiene un desafío pendiente: el oro olímpico. La noticia del premio la recibió en Lugo, donde se entrena ultimando su preparación para los Juegos de Río. «Estoy muy contento y orgulloso, casi sorprendido, por recibir un premio de este nivel. Ya llevaba varios años siendo finalista. Este premio es algo muy importante, para mí y para el triatlón, mi deporte. Y es algo que me anima a seguir trabajando a tope», comentó minutos antes de lanzarse a la piscina para entrenar.

La candidatura de Gómez Noya, que fue propuesta por el presidente de la Federación Española de Triatlón, José Hidalgo Martín, se impuso a los «All Blacks», la selección neozelandesa de rugby, por 9-5. En la anterior votación cayeron los otros dos aspirantes finalistas, el piloto de rallies Sebastian Loeb y la esquiadora estadounidense Lindsey Vonn. La candidatura de Gómez Noya era favorita en la final después de que la opción de la nadadora paralímpica Teresa Perales, poseedora de 22 medallas paralímpicas, y una de las favoritas, no superase el corte previo.

El jurado también reconoció de Gómez Noya, al que la detección de una anomalía cardiaca le supuso en 2003 la retirada temporal de la licencia internacional, sus «valores de esfuerzo y perseverancia ante la adversidad», que le han llevado a demostrar «una enorme fortaleza y un encomiable espíritu de superación en su carrera».

Gómez Noya descubrió su afición por el triatlón a finales de los noventa, cuando en España se trataba de un deporte marginal. Su primer triatlón fue en Castropol con 15 años y terminó segundo en categoría juvenil, sólo por detrás de Iván Raña, al que considera su ídolo deportivo y con quien años después compartiría diploma olímpico en Pekín.

En 2003, tras lograr el bronce en el campeonato de España, empezó su carrera más difícil, después de que el CSD le retirase la licencia internacional por una anomalía cardiaca. Gómez Noya se defendió con un informe médico firmado por William McKenna, para quien su enfermedad no impedía la práctica del deporte de alta competición, en contra de las tesis sostenidas por el CSD. Recuperada la licencia, se proclamó campeón mundial sub’23, pero la Federación no le incluyó en la convocatoria para los Juegos de Atenas. La situación empeoró con una nueva pérdida de la licencia internacional en 2005. Tardó un año en recuperarla gracias a los informes de prestigiosos especialistas. Desde entonces, su empeño por convertirse en el mejor triatleta de la historia le ha convertido en campeón de casi todo. El Premio Princesa de Asturias debe ser la antesala del que es su gran sueño: el oro olímpico en Río.

Source: Deportes

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