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Dos días le quedan al Real Madrid para comenzar la temporada y la sensación es que Zidane llega al primer partido de Liga con demasiadas preguntas sin resolver, como si no tuviera del todo claro qué patrón quiere para el equipo, como si, además, no estuviera seguro de lo que es mejor para sacar el máximo rendimiento a la plantilla que tiene. La pretemporada no tienen ningún valor y es probable que tampoco sea indicativo de lo que va a ser el futuro: sirve para ponerse a punto, para hacer pruebas y para tomar las últimas decisiones antes de ponerse en serio, pero también es verdad que ha dejado sensaciones encontradas dentro del vestuario y la idea de que no se ha cerrado el plan que Zidane prometió la campaña anterior.
Vigo, pasado mañana, es el punto de partida y el francés tiene que tomar algunas decisiones sobre asuntos fundamentales para afrontar con garantías una temporada en la que se le exige títulos o por lo menos pelear por ellos hasta el último suspiro.
El primer paso es saber con qué sistema va a afrontar el partido. El entrenador dice que depende del encuentro, del rival, de los jugadores disponibles y que no va a haber nada fijo, sino que se va a cambiar según las circunstancias. Tras la derrota contra el Atlético, Zidane sorprendió con un sistema de cinco defensas, o bien de cinco centrocampistas: tres centrales y dos laterales con largo recorrido. La prueba fue buena en el primer encuentro contra el Salzburgo y decepcionante los minutos que se llevó a cabo en el campo de la Roma. Busca Zidane más protección así, y que los laterales, fundamentales para su manera de jugar, tengan menos recorrido y se cansen menos, pero no da la impresión de que el equipo haya asimilado bien el sistema, como si aún le faltasen minutos de trabajo para acoplarse. El problema es que ya no tiene más tiempo. Parece más bien un recurso para situaciones puntuales que una manera constante de jugar. En su primera época Zidane apostó mucho por el 4-3-3, aunque a veces variaba.
El sistema depende del once que quiera llevar a cabo. Más o menos, las posiciones para el encuentro de Vigo están claras: Courtois en la portería; la defensa de siempre (si juega con cuatro atrás), con la modificación de Odriozola en vez del sancionado Carvajal. El centro del campo es para Modric, Kroos y Casemiro, es decir, la sala de máquinas por la que siempre ha apostado el francés y que no ha querido tocar. Hasta ahora, Zizou ha sido conservador en esa zona. Y es ahí, precisamente, donde entran más dudas. No está claro aún si Isco es su hombre para ser titular; o puede apostar por Valverde o si Vinicius le convence por fin. No lo ha dejado claro Zidane en los partidos que ha disputado el equipo y da la impresión de que no va a tomar una decisión definitiva respecto a ese asunto. Arriba Benzema y Hazard.
Porque no está claro que la plantilla que comience pasado mañana el campeonato sea la misma que comience el mes de septiembre. Zidane apostó por Pogba como su principal fichaje, pero la negociación con el Manchester United ha sido inútil. El club inglés no ha querido escuchar al Real Madrid y así ha sido imposible llegar a ningún acuerdo o intentar bajar los 180 millones que dicen que se pedían desde Inglaterra.
Lo de Van de Beek puede hacerse si Zidane termina de dar el ok y habría un hombre más para esa zona. Y luego están la salidas. El futuro de Bale es incierto, aunque él se agarra al Real Madrid y no se suelta. Por James no ha habido una oferta que convenza y Mariano sigue empeñado en continuar. Habrá que ver qué sucede en las semanas que quedan.
Source: Deportes