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La afrenta del pasado 7 de febrero nunca la olvidará el madridismo. El Atlético pasó por encima del Madrid (4-0) y originó una crisis de la que ya no se repuso el equipo blanco. La fiesta de Cristiano y la tarima rota por Kevin Roldán dieron paso a los malos resultados y a firmar una temporada en blanco que le costó el puesto a Ancelotti. Después hubo otros derbis, en la «Champions», cuando el gol de Chicharito sirvió para la clasificación del Real Madrid, que había empatado (0-0) en el Vicente Calderón.
Es el último referente entre los dos equipos de la capital. La Liga había marcado la hegemonía rojiblanca –el Atlético ganó los dos partidos–, pero estamos en un nuevo curso, los vestuarios se han renovado y los dos equipos tratan de aprender deprisa y corriendo los sistemas, los cambios introducidos por los entrenadores y todo lo que lleva aparejado una temporada nueva.
Y es ahí donde aparecen las figuras de Rafa Benítez y de Cholo Simeone, encargados de que las naves funcionen y las plantillas rindan al nivel deseado. Parece, por lo visto hasta ahora, que el técnico del Madrid le gana por la mano al del Atlético. Pese a las bajas y los empates frente al Sporting y el Málaga, Benítez ha encontrado el equilibrio. El equipo defiende mejor –sólo un gol encajado–, junta las líneas y se muestra más sólido en el centro del campo. Falta, como se queja el entrenador madrileño, que la segunda línea (Modric, Isco, Kroos) haga más goles. Hoy recupera a Bale para que la BBC vuelva a tener sintonía cara al gol. Cristiano acabó con sus crisis en Malmö y Benzema es una caja de sorpresas, pero ha marcado cinco tantos, al margen de su juego asociativo. Con el regreso de Sergio Ramos se mejora, además, la contundencia defensiva y la salida del balón.
A Simeone le está costando más dar con el equipo ideal. El argentino, poco amigo de repetir alineaciones, todavía no ha dado con la tecla. Jackson no funciona; Óliver es intermitente y acusa la baja de Koke. La fortaleza defensiva y la experiencia de Gabi y Tiago, más la aportación de Griezmann son el sustento de un irregular Atlético que ha perdido intensidad en su juego y tampoco ha explotado la estrategia, uno de sus puntos fuertes.
Pero esto es un derbi y cualquier detalle puede decantar el partido. No se espera a un Atlético dispuesto a tener la pelota ante un Madrid que la maneja con mayor criterio. Quizá el choque llegue muy pronto porque los equipos no están engrasados. Sin embargo, vale la pena acercarse al Calderón. Es partido de los grandes.
Source: Deportes