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Llegó a Barcelona y a la Liga española como un delincuente tras morder al italiano Chiellini en el Mundial, siendo reincidente en un gesto tan feo. Le metieron cuatro meses y nueve partidos, y le trataron como a un apestado. Tuvo que someterse a tratamiento psicológico para que no se le volvieran a cruzar los cables. Aterrizó pasado de peso, con una figura muy lejos de la que debe tener un futbolista profesional. Muchos no daban ni un euro por él, y tuvo que escuchar todo tipo de comentarios, ninguno bonito. Y debutó nada menos que en el Bernabéu, en un partido en el que el Barcelona cayó por 3-1 y el uruguayo lo hizo prácticamente todo mal. Pero acaba de cerrar la Liga como pichichi, con la escandalosa cifra de 40 goles, y ha conquistado también su segunda Bota de Oro. Ha liderado el ataque azulgrana por encima del mismísimo Messi y ha despejado todas las dudas de un plumazo. A Luis Suárez le ha llegado, por fin, la hora de disfrutar.
Físicamente, de diez
Físicamente a un nivel espectacular, Suárez no ha sufrido ni una lesión esta temporada, y la ha terminado como un tiro, siendo el gran artífice del esprint final que le ha dado la Liga al Barcelona. Capaz de levantar al equipo cuando más se necesitaban sus goles, capaz de hacer de consejero de Neymar en los malos momentos del brasileño, capaz de ser el mejor cómplice de Messi, capaz de hacer de Leo cuando el argentino no ha estado para marcar los goles que siempre ha marcado. Suárez ha sido capaz de todo esta temporada.
Source: Deportes