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Hubo un tiempo en el que Rossi celebraba las ocurrencias de Márquez. Le hacían gracia la picardía y el espíritu competitivo de Marc, muy parecido al que hizo grande al italiano. No dudaba Valentino en bromear en el parque cerrado con el español después de alguna maniobra al límite. Incluso se tomó bien, aparentemente, el adelantamiento por la tierra del de Cervera en el mítico Sacacorchos, imitando una maniobra con la que el «46» había superado a Stoner anteriormente. Puede que incluso llegara a considerarlo como un buen heredero y, visto su potencial en la pista y fuera, decidió que su empresa explotara la venta de productos de Marc. Lo invitó al rancho donde entrena.
Aunque no hace mucho de esos tiempos, cuesta ahora recordarlos, después de lo que Valentino ha soltado por su boca últimamente respecto a Márquez. Le ha llamado mentiroso, le ha acusado de reírse de todo y de hacerle perder un Mundial por envidia. Marc ha pasado de ser el heredero a ser el enemigo de Rossi y el «rossismo», algo que hay quienes interpretan como una maniobra destinada a manchar todo lo posible la imagen del único, junto a Lorenzo, al que ve con talento suficiente para acercarse a su número de títulos. «No quiere que gane el décimo, porque su objetivo es ser como yo y si consigo uno más lo tendrá que hacer él también», decía Rossi en este sentido el infausto jueves de Sepang.
«No soy estúpido y sabía que si no ganaba, todo esto iba a suceder», analizaba Marc ayer después del primer test de 2016. «Cuando Valentino esté en casa, pase el tiempo y no tenga tanta tensión, creo que se dará cuenta de todo y recapacitará. Yo tengo la conciencia muy tranquila. Está haciendo creer a la gente cosas que no son y que sólo ha visto él. Hay gente que le cree y yo lo respeto, pero no me gusta nada esta situación», añadía el español, reconociendo que lo había pasado muy mal. «He estado más nervioso que en el año 2013, cuando me estaba jugando el título», remataba.
Rossi se subió ayer a la moto como si nada hubiera pasado, aunque sin mucha intención de rectificar: «Dije lo que tenía que decir», recalcó. Sigue empeñado en el amaño español, en lugar de pensar que sin su acción antirreglamentaria de Sepang no habría salido último en Cheste y podría haber defendido mejor su ventaja, aunque ésta hubiese sido un poco más corta en puntos. «Valentino es el crack aquí y la leyenda de hoy en día. Se vio mucha gente mezclando camisetas de distintos pilotos. Es la esencia del motociclismo. Lo que dijo va en contra de este campeonato», reflexionaba Márquez, seguramente el siguiente dominador de MotoGP y que ha vencido el pulso directo al que siempre se imponía.
Tras Malasia, Rossi acudió al TAS y se quejó a los organizadores, pero mandó la pista y allí no ha podido ser suficientemente rápido para ganar ninguna de las seis últimas carreras. Marc, al que algún día vio como heredero, es ahora su enemigo. Los dos no descartaron romper el acuerdo que les une para la venta de la mercadotecnia del «93». Se limitaron a un «ya veremos».
Source: Deportes