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«Tengan seguro que volveré a jugar bien», dijo el lanzador más mortal de la NBA después de enlazar dos partidos sin puntería. Tras el 1 de 12 en triples en la derrota frente a los Spurs, Stephen Curry firmó un 2 de 9 frente a los Timberwolves, que estuvieron muy cerca de hacer que los Warriors perdieran por primera vez este curso en dos noches consecutivas. No sucedió y en Oakland nadie está preocupado porque su estrella muestre algún signo de humanidad. Es el jugador de los últimos dos años, puede que acabe siendo el de la década, y ha cambiado el concepto del lanzamiento triple anotando desde más allá de ocho metros con toda normalidad. Por eso, un par de días malos hacen que todos los ojos se vuelvan hacia él. «El último hombre en la NBA sobre el que tendríamos que estar preocupados es Stephen», afirmaba Klay Thompson, la otra mitad de los «Splash Brothers».
Su técnico, Steve Kerr, tampoco se hace demasiadas preguntas y cuando le hablan de cansancio concede que igual hay un poco de tipo mental después de una larga temporada regular. «No hice un buen partido en la anotación, pero aporté otras cosas, somos un grupo ganador», añadía «don Stephen», consciente de que cada vez que saltan a la cancha, los rivales lo dan todo para derrotar a los vigentes campeones y equipo de moda. A pesar del buen partido de Ricky (20 puntos, 11 asistencias y 4 rebotes) ganó Golden State (104-109), aumentando su ventaja a cinco victorias frente a San Antonio, segundo en el Oeste.
Con 63 triunfos y 7 derrotas, los Warriors necesitan ganar nueve de los doce partidos que restan para igualar el récord de 72 victorias de los Bulls de Jordan.
Source: Deportes