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Yannick Ferreira Carrasco, ese futbolista belga de ascendencia hispano-lusa, es la penúltima apuesta de Simeone y la gran sensación de este nuevo Atlético más ofensivo. Con 23 años y contrato hasta 2020, ya es objetivo de un montón de cancillerías europeas. Reúne Carrasco algunas de las virtudes más desequilibrantes en un fútbol moderno a veces demasiado encorsetado tácticamente: velocidad y regate.
Abrazo con Simeone
Esas cualidades hicieron que el Cholo se fijase el año pasado en él para apoyar un cambio de registro en el fútbol rojiblanco, para darle al equipo algo más que la famosa intensidad defensiva que le ha llevado a recuperar estos años su sitio.
Pero es que ahora se suelta Carrasco también buscando remates, justo lo que el técnico le ha pedido para seguir mejorando y ser decisivo en los partidos. Se trata de seguir puliendo a la nueva joya, una vez asentado ya Antoine Griezmann en la élite. Trabaja Simeone con el belga los disparos a puerta («chuta, chuta, Yannick»). Dicho y hecho. Ese abrazo del jugador a su maestro tras marcar uno de sus tres goles ante el Granada simboliza el cambio, la confirmación de Carrasco y de que el Cholo se ha reinventado… al ataque.
Precio triplicado
El Atlético pagó el año pasado 15 millones al Mónaco por el 75 por ciento de su ficha y, aunque su cláusula está entre los 40 y 45 millones, el club va a intentar subirla, consciente de que su precio de mercado se ha triplicado. Y Simeone confía en la fortaleza mental del chico, que ha crecido bajo el hechizo de su madre, Carmen, sevillana afincada desde bien pequeña en Bruselas, que tuvo a Yannick con 22 años. «Todo lo que soy se lo debo a mi madre», dice él, y en su camiseta sólo se imprime el apellido de Carmen. Del padre no quiere ni oír hablar. Su padre deportivo es ahora… el Cholo Simeone.
Source: Deportes