Benítez no fue suficiente

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Benítez se quedó sin tiempo. El empate en Mestalla no le valió a la Junta Directiva del Real Madrid, que desde antes de Nochebuena tenía planeada su destitución, pero no encontró el día por culpa de las fiestas. Tras la victoria contra la Real Sociedad, Valencia iba a marcar el futuro del entrenador y como el equipo volvió a desaprovechar una oportunidad de acercarse al Barcelona, ayer se acabó su etapa. Ha sido corta y llena de incidentes, con los jugadores y con el público, que enseguida le señaló como culpable. Como última coartada, Benítez señaló a la Prensa y la acusó de una campaña en su contra. Pero eran balas de fogueo, de quien está desesperado y no encuentra las soluciones a los problemas de su equipo. Hubo un momento en el que el entrenador no sabía por qué el entorno era así. Él se fue del Madrid cuando la Ciudad Deportiva estaba al final de la Castellana y los periodistas que iban allí tenían una relación fluida con los jugadores. Ahora, el Madrid es otra cosa, una institución global, rodeado de cámaras, «trending topic» en Twitter… Y Benítez no ha sabido controlarlo, se ha sentido perdido. Llegó llorando de emoción, como el premio a una carrera larga y con varios éxitos de renombre, pero se va sin haber conectado con nadie del madridismo. Ni con la afición ni con los jugadores ni con la Prensa ni con el presidente, que confió en él tras la debacle del Barcelona, que pensó que era la solución para meter en cintura a un vestuario al que ve revuelto, pero que hace ya un par de semanas dejó de confiar en que fuera el entrenador apropiado.

Fue un día complicado ayer en el Real Madrid, donde no se quiso tomar una decisión en caliente. Tras el empate en Mestalla nadie quiso hacer valoraciones definitivas, ni los jugadores, que no eran contundentes con su compromiso con el entrenador, ni Butragueño, que simplemente pidió tranquilidad. Ayer por la mañana, la situación empeoró. El club se mantuvo en silencio, meditando lo que supone un cambio a mitad de temporada, que siempre es traumático. Desde hace tiempo, se pensaba en un relevo, en busca de alguien competente, que supiese llevar el vestuario. Mourinho sonó con fuerza, pero ayer nunca se manejó como opción real de cambio. El hombre era y es Zidane.

En las oficinas del club están convencidos de que con Ancelotti se produjo una relajación tras la racha de victorias y que al italiano le faltó jerarquía para encauzar otra vez a los pesos pesados de la plantilla. Benítez parecía ser el remedio: un entrenador con pasado, muy científico y cuya relación con los jugadores pocas veces ha sido empática. El técnico se ha portado como es: con muchas estadísticas, corrigiendo detalles, manteniendo las distancias con el ambiente… No ha servido.

Source: Deportes

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