Bailar hasta morir

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Cualquiera conoce a Cassius Clay, personaje mediático y controvertido que se enfrentó al Gobierno de los Estados Unidos en plena guerra de Vietnam, cuando cambió su nombre por Muhamaad Ali. «Las costuras del boxeo se desgarran ante la enormidad de esta figura», dijo alguien. Ali fue un hombre con unas enormes capacidades físicas y psíquicas para el boxeo. Las demostraba constantemente en la estrategia que seguía en cada combate y en los días previos a su celebración, en los entrenamientos, cuando mostraba una actitud desafiante que minaba psicológicamente a sus rivales. Sus descalificaciones y predicciones (que se cumplían la mayoría de las veces) alteraban la seguridad y el estado de ánimo de sus oponentes. Una característica que le granjearía el apodo «Louisville lip» (el bocazas de Lousville). Con sus declaraciones predisponía a su rival al ataque. De esta inteligente manera, ya comenzaba a desgastar a sus oponentes, que malgastaban sus fuerzas intentando cerrarle la bocaza. Ali, en el ring, se mostraba evasivo recurriendo a un desplazamiento de pies ligero y activo durante todos los asaltos. Una característica que mostraba su gran preparación. Él, mientras, esperaba con paciencia su oportunidad para asestar sus golpes. Lo podía hacer gracias a su gran dominio de la distancia y el manejo del ballesteo, que con un leve movimiento hacia atrás y un leve giro de cabeza (rodaba la mano) modificaba el espacio entre su cuerpo y el brazo del rival evitando el impacto y frustrando las intenciones de los boxeadores a los que se enfrentaba. Aparte de esta habilidad, que impedía que los demás le alcanzaran con sus puños, tenía otra: una envergadura excepcional que le permitía alcanzar al contrario sin que él recibiera ningún golpe. Conseguía el factor sorpresa colocando las manos a los lados del cuerpo, circunstancia que facilitaba el movimiento del tronco y evitaba la anticipación del rival para quitarse las manos. Sin su velocidad y capacidad de reacción esta estrategia hubiera sido infructuosa, pero la perfección llegaba cuando a todas estas cualidades le sumaba su potencia de golpeo y su precisión, lo que le ayudaba a finalizar sus enfrentamientos antes de llegar a los 15 asaltos reglamentarios.

Demostró estas habilidades en combates ante púgiles como Sonny Banks, (10 de febrero de 1962), la primera pelea de Ali en el Madison Square Garden. Una experiencia nada fácil para el joven Ali, ya que caería a la lona en el primer asalto por primera vez en su carrera como profesional, demostrando otro don, su asombrosa capacidad de recuperación ante la adversidad. La picardía de Ángelo Dandy (su preparador) le ayudo a ganar en mas de una ocasión. Henry Couper derribó una vez a Ali con su izquierda. Y se sospecha que Dandy provocó un corte en su guante, lo que le dio unos valiosos minutos de recuperación mientras sustituía el roto.

En el 64 se enfrenta a Sony Liston Campeon de la AMB (Asociación mundial de boxeo) y del CMB (Consejo Mundial de boxeo). Ali recurre una vez más al descrédito de su rival provocando al asegurar que «flotaría como una mariposa y picaría como una abeja», frase que se repetiría a lo largo de su carrera. Logró que Liston abandonara en el sexto asalto. Antes de arrojar la toalla, éste recurrió a una vieja trampa impregnando sus guantes en una solución cáustica que dejó temporalmente sin visión a Ali. Una vez más, el gran dandy supo devolver la visión y la confianza a su pupilo. Este combate supuso un punto de inflexión en la historia de los pesados hasta el momento: los reflejos la celeridad y el animado baile de Ali, impropio de los grandes pesos, asombraron al mundo entero.

Source: Deportes

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