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El Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) ha corregido a Villar y a su Comisión Delegada y les ha notificado que en la Asamblea General de la Federación Española de Fútbol tienen que votar 180 miembros y no 140 como pretendían. No les permite vulnerar sus propios reglamentos. En este caso no ha habido interpretaciones sino lectura y aplicación de los estatutos, sin matices. Puede que sea la única batalla que pierda Villar y que al final termine ganando la guerra. Se persigue su inhabilitación, parecía que había pruebas irrefutables para conseguirlo, pero el presidente de la RFEF se ha rodeado de unos abogados tan buenos que será difícil derrotarle. En cambio su homónimo José Luis Sáez, de nuevo al frente de la Federación Española de Baloncesto (FEB) tras superar una depresión y recibir el alta médica, está más al borde que él de la suspensión. La auditoría efectuada por el Consejo Superior de Deportes le deja, como a Luis Giménez, su director económico, a los pies de los caballos, aunque alguna mano amiga ha intentado rescatarle para que salga del trance lo menos perjudicado posible, una vez que ha renunciado a presentarse a las elecciones.
Hay vericuetos por los que Villar puede escaparse, si su defensa logra demostrar que el adelanto de 216.000 euros al Recreativo, club que en la actualidad no tiene ni para tiritas y se encuentra en la bancarrota y miseria más absolutas, fue un préstamo para evitar penurias económicas a José Luis Oltra, el entrenador despedido. La mala praxis se acentúa al descubrir que el pago se hizo el 24 de agosto de 2015, cuando un mes antes, el 28 de julio, la Federación denegó tramitar las licencias del Decano precisamente por esa deuda y por el embargo que aún pesa en el club por parte de Hacienda y de la Seguridad Social. Y no sólo eso: admitió unos pagarés de dudosa solvencia en lugar del preceptivo aval de 200.000 euros que garantiza cobrar a los jugadores en caso de impago. Y, además, el trato de favor con el Marino de Tenerife, al saldar con los jugadores una deuda en la temporada 2012-13 del curso 92-93, para que, como el equipo onubense, pudiera mantenerse en Segunda B. Todo lo cual es considerado administración desleal, malversación de fondos y perjuicios a terceros.
Los expedientes cursados por el CSD en el caso de ambos dirigentes están en el TAD. Durante los trámites, ninguno de los señalados está suspendido. Ángel María Villar continúa al frente de la Federación Española de Fútbol, con Juan Padrón en la vicepresidencia, y José Luis Sáez recupera el mando de la suya con Giménez, de quien se dice en su caso que es carne de cañón y que sería el primero de los inhabilitados, en su puesto. Una vez hechos los trámites, el TAD procedería a las suspensiones. Los plazos razonables para ejecutarlas podrían ser de entre uno y dos o tres meses, salvo que aparezca en los papeles investigados un elemento que justifique la inhabilitación.
Por lo que ha trascendido, en cabeza de lista de los suspendidos aparece Luis Giménez, «hay más motivos contra él que contra Sáez», si bien el presidente del básket difícilmente se va a librar de la condena, a pesar de su retirada de la carrera electoral, porque las auditorías revelan datos «tan graves como elocuentes». Así las cosas, a Sáez le pinta peor que a Villar, según expertos consultados por este periódico.
Cabe la posibilidad, no obstante, de recurrir a la vía penal para acelerar el proceso. El escenario en el caso de Villar sería éste: si el presidente de la Federación Española de Fútbol reclama el auxilio de la FIFA contra la intervención del CSD y la participación de España en la Eurocopa corre peligro, sería señalado por el daño que infligiría al fútbol español. Quizá entonces el TAD enviaría el informe a la Fiscalía por si la «administración desleal» fuese delito, lo que acarrearía la pretendida e «improbable» suspensión.
Y a todo esto, las elecciones. En dos semanas habrá fecha para las del Baloncesto, en mayo; las del Fútbol difícilmente serán el 22 de abril. Al margen del cambio de Gobierno, que se dice que Villar espera para librarse de Cardenal y sus consecuencias, en la RFEF no serían antes de noviembre y no se descarta diciembre.
Source: Deportes