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De los tres equipos que luchan por eludir las dos plazas de descenso que quedan por otorgar, el Getafe es el único que depende de sí mismo, pero no por ello es el que goza de una situación más envidiable. Es cierto que en estas jornadas finales suele ganar quien lo necesita y hoy, en el Benito Villamarín, sólo los azulones anhelan los tres puntos frente a un Real Betis ya de vacaciones. Pero el partido se juega bajo unas circunstancias especiales que hacen temer lo peor a las huestes de Juan Eduardo Esnáider.
Betis y Sporting mantienen desde hace años un hermanamiento que más bien parece una comunión de intereses. Con frecuencia, han dependido uno del otro en finales apretados y siempre se han dado los resultados adecuados. En septiembre de 2012, el entonces portero bético Fabricio insinuó un supuesto arreglo con los asturianos en los estertores de la Liga anterior: era el portero titular de Mel… y desde ese día no volvió a jugar un solo minuto. En junio, el Girona habría celebrado el ascenso de haber mediado en la última jornada un sencillísimo triunfo gijonés en el campo de un campeón de Segunda extrañamente apático aquella tarde.
Para ayudar al Sporting, el Betis tendrá que cumplir con su obligación de intentar ganar, lo que supondría una despedida ideal para Juan Merino. Su sucesor, Gustavo Poyet, no escondió el miércoles la amistad que lo unía a Esnáider y se confesó «aliviado por no estar en el banquillo», ya que «pasase lo que pasase, iba a ser culpa mía». El Betis lo dará todo frente al Getafe; otra cosa es que pueda vencerle sin el sancionado Adán, puntal de la permanencia, y con el once condicionado por factores sentimentales como la despedida de Jorge Molina.
Tampoco tienen los dos madrileños que pugnan por la salvación motivos para la tranquilidad con la actitud del Villarreal, que ya dejó ir los puntos la pasada jornada contra el Deportivo, en El Madrigal. El entrenador amarillo, Marcelino García Toral, ejerce de asturiano y sportinguista incluso en la sala de prensa de Villarreal: «Quiero que se salve el Sporting», dijo quien se formó como futbolista en Mareo e hizo sus primeros pinitos como técnico en su club de toda la vida. Semejante exhibición de sentimentalismo sería legítima si la salvación del Sporting no comportase a la fuerza la derrota del Villarreal. ¿Quiere por tanto Marcelino que su equipo pierda hoy? Así lo afirmó con absoluta rotundidad y está tan cercano su deseo de cumplirse que algunas casas de apuestas han suspendido la cotización de este partido.
Source: Deportes