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El Real Madrid juega esta tarde en Riazor. Por tanto, aunque le gustaría, y como no tiene el don de la ubicuidad, no puede disputar ni influir en el encuentro que se juega a la misma hora en Los Cármenes. Eso es lo que ha repetido Zidane a sus futbolistas estos días: ellos, a lo único que está en sus manos. «Lo que me preocupa es el partido que jugamos nosotros. Es lo que podemos controlar. Tenemos que hacer las cosas bien contra el Deportivo y pensar que si ganamos los tres puntos hay opciones de ganar la Liga. Ni miro ni escucho el resto, sólo me interesa lo nuestro», decía ayer el técnico. A Zizou le gustaría que sus futbolistas jugasen hoy en una burbuja, sin enterarse de lo que sucede al sur de España, para que no influya en su actitud. «No me voy a enterar del resultado del partido entre el Granada y el Barcelona hasta el final», decía ayer el técnico.
Pero va a ser imposible. Si no tiene el móvil a mano o una radio o una persona que le informe, el rumor de la grada le servirá de medida para saber qué ocurre en el otro campo donde se disputa la Liga. Ya era difícil mantenerse al margen antes, cuando sólo con la radio se podía estar al tanto de la actualidad, pero ahora, con la información al instante, el objetivo de Zidane es utópico.
Lo sabe, claro. Pero eso tampoco lo puede controlar. Al mando del entrenador francés el Real Madrid ha logrado que el Barcelona se tenga que jugar la Liga en la última jornada, cuando a finales de febrero parecía campeón. Ése es su mérito. «Lo importante para mí es el trabajo que he hecho hasta ahora con los jugadores, que ha sido bueno. Había muchas dudas y las entiendo», decía ayer. Cogió a un equipo que iba a la deriva y lo ha llevado hasta el día de hoy, hasta la última jornada del campeonato, con opciones. Desde que perdió contra el Atlético en el Santiago Bernabéu, el Real Madrid sólo ha ganado en Liga y suma once victorias consecutivas. Ningún equipo ha logrado tantas en este tramo de competición. Eso es lo que ha podido controlar Zidane. En lo que ha podido influir le ha ido bien.
El resto, lo que pueda pasar, lo que se dice que va a pasar, los rumores, los maletines o no; escapa de su capacidad de control: «Puedo hablar de las cosas reales. Podemos sumar y seguir con nuestro trabajo. Lo más importante para mí es el partido contra el Deportivo. Tengo la suerte de estar en este banquillo del Real Madrid y mi preocupación es pensar en lo que vamos a hacer nosotros. Es fácil decir algo del Granada… pero vamos a lo nuestro».
Zidane se lleva a todos los futbolistas a La Coruña, hasta el lesionado Lucas Vázquez, por si el Granada y la fortuna se alían con los blancos y a eso de las siete de la tarde de mañana son campeones de una Liga que sonaba imposible no hace mucho. Eso daría un golpe importante de moral para la final Champions. Y sería un empujón definitivo a la recién comenzada carrera de Zidane como entrenador en la élite: «No sé si me he ganado seguir. No me he ganado nada para pensar que puedo seguir. Tenemos dos finales muy importantes. Hasta ahora el trabajo que se ha hecho ha sido fenomenal. Contra el Deportivo sabremos lo que pasa en la primera final y, más adelante, en la segunda».
Source: Deportes