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Son ciclos. En febrero, cuando el campeonato aclara las posiciones y la clasificación de la Liga insinúa veredictos, el árbitro es el enemigo. Cualquier decisión perjudicial es un paso hacia la picota. Por regla general se censura sin compasión el fallo arbitral mientras entrenadores, delanteros, porteros, futbolistas en general y directivos varios disimulan sus equivocaciones y distraen la atención señalando al del pito. Es humano. Más adelante, sin que baje demasiado la fiebre que no termina de abandonar al trencilla ni con apiretal, el turno es para los maletines, siempre que algún fichaje estelar, alguna lesión grave o alguna salida de pata de banco de cualquiera de los protagonistas no reclame el foco mediático.
Y en esta semana en que ha de decidirse la Liga por arriba y por abajo, el mercurio rebosa del maletín y a intramuros del Deportivo, Granada, Villarreal, Betis y Levante llegan más sospechas que tela marinera. La cuestión es si con primas por ganar, tan ilegales como las que se ofrecen por perder, el Granada devolverá al Madrid lo que perdió hace 23 años en Tenerife. O si el Deportivo extenderá la alfombra roja al Barcelona con una victoria tan improbable como la nazarí. En la cola, el drama se cierne sobre Sporting, Getafe y Rayo. Sólo se salva uno. Es lo que hay.
El runrún sobre fichajes no es estacional, dura todo el año, pero ahora crece. El Bayern ha pagado 35 millones por un centrocampista portugués de 18 años, Renato. Le espiaron Barça y Madrid, lo pidió Simeone; se iba de precio; quizás ahora afloje el Benfica con Gaitán, junto a Cavani, dos de las peticiones del Cholo. En cuanto a Torres, libre a partir del 30 de junio, aún no ha negociado con el Atlético; quizá esta semana. El ciclo del «Niño» termina en casa.
Source: Deportes