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El Bernabéu se rindió a Arbeloa. Se puso en pie para homenajear en su despedida a un auténtico líder. A un hombre de vestuario y de club por encima de todo. A un tipo comprometido, que siempre ha puesto los intereses del colectivo por encima de los suyos propios. A un futbolista que siempre ha dado la cara en los momentos difíciles. Que siempre ha tenido palabras de ánimo para el compañero al que no le han salido las cosas, o una palmada en la espalda para quien la necesitaba. Qué raro se hace ver a un futbolista dejar su ego en la caseta. Arbeloa sí representa los valores del Madrid.
Ni pelota ni palmero
Cuando alguien se metió con el Madrid, ahí estuvo Arbeloa. Cuando se dudó de la inocencia de Benzema, ahí estuvo Arbeloa. Cuando los partidos se complicaron, ahí estuvo Arbeloa. Cuando se masacró al entrenador del Real Madrid, otra vez Arbeloa. Muchos le han machacado por ser fiel a sus principios y por ser leal a Mourinho. Esa fotografía con Mou y todo su cuerpo técnico en el banquillo de Valdebebas se la hizo el día en el que se despidió el luso. Y le perjudicó. Sabía que iba a ocurrir, pero le dio igual. Porque nunca ha sido un pelota ni un palmero. Tenía claro que los antimourinhistas le iban a hacer la vida imposible, pero puso su dignidad y su gratitud por encima de todo. Mou se partió la cara por el Madrid y por sus jugadores, y así se lo quiso agradecer.
Source: Deportes