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No hay enfrentamiento entre dos polos tan opuestos como el Atlético y el Bayern. El Atlético de Madrid tiene en la cabeza ser campeón de Europa y el azar le ha puesto todas las dificultades posibles en el camino. Primero el Barcelona, ahora el Bayern de Guardiola, un habitual en semifinales y un habitual también, perdedor contra equipos españoles. Le derrotó el Madrid y el Barça y luego los dos fueron campeones de Europa.
Se enfrentan la posesión y el fútbol de posición del Bayern contra la fe y las trincheras del Atlético. Son los rivales perfectos para que ambos equipos practiquen el juego que les gusta y no hay eliminatoria más trepidante que ésta. El Atlético llega cargado de moral tras derrotar al actual campeón, con una fe en su estilo que raya la locura. Aguantó al Barcelona y se considera capaz de aguantar a cualquiera. Ganar la Champions, desde la final de Lisboa se ha convertido en el mantra del Atlético, lo tienen todos metido entre los ojos, es una fijación que va desde los jugadores hasta los dirigentes.
En el Bayern, Guardiola quiere despedirse con el título que le falta, tras dominar en la Bundesliga sin casi rival. El entrenador catalán se ha presentado en las semifinales de todas las Champions que ha disputado como entrenador, pero dirigiendo al conjunto alemán, nunca ha pasado esa barrera. En las dos últimas llegaba como favorito y acabó vapuleado. Esta vez no llega con tanta fuerza y sí que parece que hay más dudas. Ganó al Benfica, pero no lo hizo con la contundencia de otras veces y antes, la Juve estuvo a un segundo de eliminarle.
El Bayern es una colección de jugadores fenomenales que tienen un método: si Lewandowsky no marca, está Muller. Y si no tiene el día Ribery, aparece Douglas, una de las sensaciones de la temporada. Guardiola sabe que no hay mejor despedida de Alemania que ganar la Champions. Entonces será recordado. Pero también sabe que se enfrenta a un rival que no juega como lo demás. Lo del Atlético con la Champions este año no es una misión: es un destino.
Source: Deportes