El último y majestuoso adiós de Kobe Bryant

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Como si de un guión de Hollywood se tratara, Kobe Bryant firmó una última gesta con 60 puntos en la noche de su adiós definitivo, una despedida majestuosa que, según reconoció tras el choque, «jamás hubiera imaginado», y que puso el broche a una jornada inolvidable para el baloncesto.

«El final perfecto hubiera sido ganar el campeonato», comentó el número 24 en conferencia de prensa, aún con la camiseta sudada tras disputar 43 minutos frente a los Utah Jazz en la victoria de su equipo por 101-96.

«Hoy sólo traté de jugar duro y poner un ‘show’ en la medida de lo posible. Me alegro de haberlo podido hacer por última vez, aunque es difícil de creer que haya pasado así. Ha sido increíble. Estoy en ‘shock’ aún», manifestó.

Centenares de aficionados sin entradas se dieron cita en las inmediaciones del Staples Center desde horas antes de que comenzara el partido, convirtiendo la zona en un caos sin precedentes, un ambiente que superaba al que respiró la ciudad en las últimas Finales disputadas en 2008, 2009 y 2010.

No era un día cualquiera, y eso se reflejaba incluso en los pequeños comercios -un perrito caliente se cobraba a 15 dólares, cuando el precio habitual es de 5- y en los aparcamientos cercanos, donde habitualmente se paga entre 15 y 30 dólares y hoy el precio subía hasta los 60 dólares.

Cualquier cosa por despedir al ídolo de masas de la urbe californiana.

Los espectadores en la primera fila del pabellón recibieron como obsequios un muñeco con la figura de Bryant, una gorra con el eslogan del jugador y una pequeña réplica del helicóptero con el que se desplaza desde su residencia en Newport hasta el pabellón de los Lakers.

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El resto de asistentes se llevaron una camiseta con la palabra «Love», bordada con el logo de la «Mamba Negra», el apodo del número 24.

Bryant también se llevó un presente por parte de los Lakers: un anillo con cinco diamantes grandes (uno por cada uno de sus títulos) y 20 diamantes más pequeños (por cada una de sus temporadas en la Liga).

En torno a las 17:15 de la tarde hizo su aparición, vestido con traje negro, camisa negra y corbata negra, y ante un centenar de periodistas que aguardaban su llegada, se limitó a decir: «Vamos a pasarlo bien».

Saludó a los empleados como en él es habitual y se dirigió al vestuario. Allí, se vistió con parsimonia, saboreando cada segundo del proceso, mientras abandonaba por un momento la lectura del libro «The Encyclopedia of Serial Killers», de Michael Newton.

Una hora antes del partido, sobre las 18:00, saltó al parqué para calentar y dar su visto bueno a la novedosa decoración de la cancha, con el número 8 y el 24 -los dorsales que ha llevado a lo largo de su carrera- grabados en ambos extremos de la pista.

Después, antes de la presentación de ambos equipos, llegó uno de los momentos más emotivos de la velada. Entre constantes cantos de «Kobe!, Kobe!», la franquicia angelina emitió una serie de vídeos que recordaban sus momentos más destacados y culminaban con sus cinco títulos.

En uno de ellos, Chick Hearn, el célebre locutor de los partidos de los Lakers, profetizaba que Bryant disputaría con los Lakers «19 ó 20 temporadas al menos».

A continuación, apareció Magic Johnson y dijo: «Estamos aquí para celebrar la grandeza y la excelencia de Kobe Bryant durante 20 años. Es la mayor celebridad que ha dado esta ciudad en ese tiempo. No sólo es un icono increíble, sino que es el mejor jugador que ha vestido la camiseta púrpura y oro».

Source: Deportes

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