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Si en otras ediciones, el Real Madrid había sufrido en el camino hacia la final, en la tercera Copa de Europa, el mejor equipo del mundo mostró una superioridad aplastante que, entre otros, sufrió el Sevilla, en el enfrentamiento de los cuartos de final de la competición. En el partido de ida se llevó un contundente 8-0, que dejó la eliminatoria resuelta y mandó un mensaje definitivo al resto de rivales que aspiraban al título. El Real Madrid también quería ganar la tercera Copa de Europa y para cualquier rival iba a ser muy difícil detenerlo. En semifinales, el Vasas Budapest se llevó la mitad de goles que el Sevilla y, aunque hizo dos en el encuentro de vuelta, nunca dio la impresión siquiera de poder inquietar al Madrid. El campeón de Europa, que había empezado dubitativo en Liga, estaba en racha y dispuesto a todo. Antes de jugar la final, ganó el campeonato doméstico. Estaba con moral.
En Heysel le esperaba el Milan. Según cuenta la página Cihefe.es, el conjunto italiano iba noveno en la Liga italiana y la Prensa daba claramente favorito al Madrid, que había encontrado una velocidad de crucero y confiaba en sus posibilidades para la final de Heysel como nadie. Pero en el fútbol todo está por escribir.
El conjunto italiano saltó al campo con la intención de detener al Madrid. Y lo consiguió. Pese a su irregular trayectoria en su competición doméstica, el Milan tenía jugadores de calidad y la primera parte de su trabajo: evitar la goleada de los blancos y que finiquitaran el partido sin darles opciones estaba hecho.
La segunda parte de la misión era marcar antes. Y en la segunda mitad, lo consiguió. El Milan, algo precavido antes del descanso, se soltó después. Schiaffino hizo el primero y dio confianza a los suyos. Cucchiaroni tuvo el partido, pero su balón se marchó al larguero. Dos goles de ventaja hubiesen sido demasiados incluso para el Madrid. El equipo reaccionó porque el espíritu con el que Di Stéfano mandaba en ese Madrid no permitía otra cosa. Fue él quien empató. El Milan, sin embargo, no había llegado hasta ahí para rendirse. Tres minutos después Grillo hizo el segundo del conjunto italiano. Pero Rial no dio tiempo a que los españoles pensaran en la derrota. El partido ya se jugaba de frente, a por todas.
Se llegó a la prórroga por primera vez en las tres finales disputadas. Fue el momento de Paco Gento. Nada más empezar mandó un balón al palo y después, en otra jugada, convirtió en gol un tiro lejano. Era la tercera Copa de Europa. «Hemos jugado espléndidamente, pero enfrente teníamos al Real Madrid», decía, según recoge Cihefe, Viana, el técnico del Milan, que tan cerca que estuvo de acabar con el que era por derecho rey de Europa.
Source: Deportes